Estamos ante una adaptación de la exitosa novela del escritor Albert Sánchez Piñol que como buen catalán su título es La Pell freda.
Verdaderamente me alegró que la película la dirigiese Xavier Gens, conocido por su ópera prima Frontiers, y en menor medida The Divide, un thriller post-apocalíptico que cuenta con unas actuaciones bordando la paranoia.
Gran labor en el aspecto visual adornado con unas espléndidas fotografías de la isla.
En una inhóspita isla coronada por un enorme faro vive un hombre con aspecto de Robinson Crusoe, Gruner se ha habituado al lugar y cada noche debe de luchar contra extrañas criaturas mitad hombre-mitad pez. Poseen unas poderosas aletas con las que se desplazan ágilmente por el agua.
Al faro llega Friend, cuya dedicación es el estudio de los fenómenos meteorológicos y deberá permanecer durante un año en el lugar antes de ser sustituido. Así se unirá a Gruner para la lucha contra las criaturas.
Junto a Gruner vive una de las criaturas a la cual maltrata y golpea, debido al odio que siente por estos seres y prácticamente la tiene como a un esclavo.
Friend llega a apiadarse de la criatura y en varias ocasiones intercede evitando que Gruner la golpee indiscriminadamente e incluso como muestra de afecto le ayuda a realizar figuritas con conchas.
La cinta va ganando en tensión según avanza y la supervivencia se hace cada vez más difícil al escasear la munición ya que todas la noches se entabla una feroz lucha de los dos hombres contra las criaturas.
Además el ambiente se enrarece por el carácter enajenado de Gruner que hace insoportable la convivencia con él y en muchos momentos la vida de Friend se verá en peligro no solo por las criaturas si no por la enemistad que va creciendo por el comportamiento de Gruner.
Xavier Gens acomete con valentía la aventura que nos describe salvando un guión que se muestra difícil al contar prácticamente solo con dos actores que llevan el peso de toda la película.
Aún así es de ensalzar sobre todo la magistral labor de Ray Stevenson como Gruner, el cual borda su papel de persona enajenada muy al borde de la locura.
A pesar de que su final es bastante previsible no entorpece a que nos hallamos ante un digno trabajo del director francés.