Maravillosa y encantadora película de las manos de Fernando Trueba que retrata la vida de una serie de personajes que buscan un sitio en su país, Chile, cada cual a su manera. Magníficas interpretaciones por parte de Ayala y Bodenhöfer, dos jóvenes actores con un prometedor futuro por delante. Y qué decir de Ricardo Darín, tan espléndido como siempre.
Fernando Trueba nos presenta un drama bonito, plagado de matices y pequeñas joyas en forma de fotogramas. La historia transcurre a buen ritmo, envolvente en todo momento, y de una manera mágica y sorprendente. Trueba adorna la historia de Skármeta con sublimes detalles que llegan al alma, de una forma "preciosista", como pocos directores saben hacer. En realidad consigue que el drama desaparezca, y podamos ver la luz y alegría que rodea a los personajes, aunque sin perder un ápice de la intensidad de los momentos más dramáticos.
En términos culinarios, Trueba ha conseguido hacer un perfecto pastel en el que, además, ha conseguido colocar la guinda de forma magistral. No me extraña nada que la Academia de cine española haya elegido a esta película para representarnos en los Oscar... y esperemos que lo consiga.