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Voto de Atilio:
1,874
Drama. Bélico
Años 40. En un pequeño pueblo de EEUU vive un niño de 7 años que padece problemas de desarrollo. Cuando su padre, casi su único amigo, se marcha al frente a combatir en la Segunda Guerra Mundial, el chico tendrá que enfrentarse no sólo a la crueldad de sus compañeros de clase, sino también a la de sus vecinos. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2015
19 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me hizo recordar a "Heaven is for Real" puesto que los puntos de contacto con aquel film son muchos.
Y está bien, cada cual —persona u organización— tiene el derecho de predicar creencias y "evangelizar" al prójimo con la finalidad de formar nuevos creyentes, en este caso de la fé cristiana. Entonces a los creyentes esta película les gustará, les resultará interesante y tal vez derramen lágrimas durante su proyección; pero a los agnósticos y a aquellos que no tenemos creencias sobrenaturales seguramente nos parecerá algo poco serio y nos podrá provocar varios bostezos.
Pero, además y fundamentalmente, aquí la cuestión no es de realización (estupendos todos los rubros técnicos) ni de actuación (muy bien interpretados), aquí la cuestión es ideológica: yo no puedo tragarme (justamente a dos meses de los acontecimientos ocurridos en otro agosto de 1945) que se festeje con una ovación la masacre atómica de Hiroshima y que, de una manera bastante alusiva, se le atribuya ser una consecuencia divina. Hay cosas con las que no se puede jugar.
Y está bien, cada cual —persona u organización— tiene el derecho de predicar creencias y "evangelizar" al prójimo con la finalidad de formar nuevos creyentes, en este caso de la fé cristiana. Entonces a los creyentes esta película les gustará, les resultará interesante y tal vez derramen lágrimas durante su proyección; pero a los agnósticos y a aquellos que no tenemos creencias sobrenaturales seguramente nos parecerá algo poco serio y nos podrá provocar varios bostezos.
Pero, además y fundamentalmente, aquí la cuestión no es de realización (estupendos todos los rubros técnicos) ni de actuación (muy bien interpretados), aquí la cuestión es ideológica: yo no puedo tragarme (justamente a dos meses de los acontecimientos ocurridos en otro agosto de 1945) que se festeje con una ovación la masacre atómica de Hiroshima y que, de una manera bastante alusiva, se le atribuya ser una consecuencia divina. Hay cosas con las que no se puede jugar.
