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Voto de DeProfundis:
3
Ciencia ficción. Acción. Bélico El Imperio Galáctico ha terminado de construir el arma más poderosa de todas, la Estrella de la muerte, pero un grupo de rebeldes decide realizar una misión de muy alto riesgo: robar los planos de dicha estación antes de que entre en operaciones, mientras se enfrentan también al poderoso Lord Sith conocido como Darth Vader, discípulo del despiadado Emperador Palpatine. Historia ambientada entre los episodios III y IV de Star Wars. (FILMAFFINITY)  [+]
18 de enero de 2017
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra historia de "La guerra de las galaxias". Otra más... elevada a los altares por los seguidores.

Lo peor que uno puede ser en estos controvertidos tiempos modernos, tiempos oscuros y teñidos de un desinterés hercúleo por todo lo intelectual, lo peor (repito) que uno puede ser es fan (fanático) de algo. Por ejemplo de "La guerra de las galaxias" (o "Star Wars", que dicen ahora), pero sirve cualquier otra propuesta cinematográfica en forma de saga. Estas legiones ensoberbecidas por el asombro que les produce el ingenio de un tercero, creen estar no en el privilegio, sino en el derecho de apropiarse (adueñarse, tal vez) de la esencia y conceptos de aquello por lo que profesan una animosidad morbosa y excesiva, lo inundan todo con su ruido y griterío.

El meollo Star Wars tiene su aquél. Cuando niño, a todos nos hechizó aquella película que llevábamos soñando desde siempre, con aventuras entre las estrellas, con malos malísimos y buenos heroicos y arrojados, aliados socarrones, heroínas principescas (¿para qué si no la dulcísima Leia necesitaba ser una princesa?)... Aquella película estaba repleta de imaginación, de láseres, de naves espaciales, de humor y de un guion que era una genialidad constante. Todo lo que no es Rogue One, y todo lo que no fue la ultrajante versión del Sr. Abrams. Porque, nunca me cansaré de repetirlo, el genio es George Lucas, no los fans, ni los seguidores, ni tampoco ninguno de los que colocan en Wikipedia algo tan aberrante como "Luke Skywalker procede de la colonia de asteroides de Polis Massa". George Lucas concibió aquella película de batallas en las estrellas y lo hizo entregando al séptimo arte una joya, una obra maestra, y una continuación tan adulta y firme que desde entonces el cine ya no es lo mismo (tampoco las precuelas fueron lo mismo, pero no estaban tan mal como los fans, esa masa amorfa dictadora, han querido y quieren proclamar).

Fui a ver Rogue One porque en mi fuero interno parece sacrílego no acudir al cine a ver cualquier cosa que provenga de "La guerra de las galaxias". Pero eso no significa que deba comulgar con las ruedas del molino embustero en que Disney ha querido convertir aquella genialidad de Lucas. Porque ni la propuesta de Adams, ni esta otra de los espías rebeldes que roban los planos de la Estrella de la Muerte, son otra cosa que enormes y muy decepcionantes errores. Errores de guion, claro, de intenciones, de concepto, aunque luego, cinematográficamente, haya que rendirse a la evidencia de lo bien rodadas que están.

Podían haber hecho algo distinto, algo más profundo, más sólido, más coherente, más original... y de momento ambas películas no son sino copias y remedos (cuando no mastuerzos) de las ideas que Lucas generó hace ya más de treinta años. La de Adams, una inverosímil historia copiada de la original y trufada de tantos engaños y puerilidades que uno se sorprende de que este señor haya alcanzado tanta prosapia en la Meca del cine. La que nos ocupa, una copia prácticamente literal de "El retorno del jedi".

Mal el planteamiento.

Y pésimo el guion. Una película aburrida, plomiza, incoherente, de personajes sin oportunidad para mostrarse, de innecesarios saltos continuos entre planetas (luego se quejaban de Lucas en las precuelas), de inconexiones con La guerra de las galaxias (luego se quejaban de que Lucas no unió bien las precuelas con el origen de su saga), de... ¡Tantas cosas!

Hay más cine fuera del cine, con estas películas de la Disney, que dentro. Las noticias filtradas a cuentagotas, los spoilers que juegan a serlo o no serlo, los trending topics en las redes... todo es tan excesivo, mareante, absurdo, que a ratos parece que uno no vaya a ver una película de aventuras en el espacio sino el lanzamiento de algún nuevo producto de los de Cupertino. Porque aquí el cine deja de ser un producto artístico con opciones de ser devorado por las masas, sino un negocio planificado que igualmente será devorado por las masas. Y por ello recurren al mismo guion una y otra vez (¿no se han dado cuenta de que Disney no está haciendo otra cosa que contar estas supuestamente nuevas historias tal y como las contó Lucas cuando creó las originales?).

En fin. Para qué seguir. Los fans ya tienen su alimento. Supongo que con eso basta.
DeProfundis
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