Recuerdo la primera vez que la vi que fue una película con cierta repercusión. Hace unos días volví a verla y, sinceramente, creo que está sobrevalorada o quizás es una película para ver en la adolescencia o con veintipocos.

La película trata el despertar sexual lésbico de Adèle, una adolescente que estudiaba bachillerato, que queda hechizada con una mujer de pelo azul, Emma, una pintora que estaba acabando Bellas Artes. De este modo, en Adèle se despierta un deseo incontrolable y obsesivo por Emma. Emma, sin embargo, queda en otro plano; mientras para Adèle Emma es una obsesión y una necesidad, Adéle es un capricho sexual pasajero para Emma. De hecho, hay un paternalismo por parte de Emma y del mundo de snob Emma que la acogen como a la niña perdida que es, alguien que se siente perdida en el mundo del arte y la pintura y acaba siendo la cocinera y la camarera de Emma y de sus amigos.

La relación que se fragua entre las dos chicas es una relación tóxica, porque Emma no valora los gustos y la vida simple de maestra Adèle, que no tenga expectativas artísticas, y Emma, como ocurre en su cumpleaños, pasa olímpicamente de ella, y es la que maneja y domina la relación. La película acaba siendo una sucesión de desgracia para Adèle, que acaba en una relación con Emma en la que no es querida y, además, no sabe por qué, debido a la inmadurez del personaje. La relación peca de tener poca comunicación y de una dependencia inicial sobre el sexo y el deseo que se volatiliza. Con el tiempo todo se tuerce y contamina y el final se percibe de manera inevitable. La película termina y Adèle no ha encontrado su lugar en el mundo y la persona con la que compartir su vida.

Hay escenas explícitas sexuales, y por el 2013 todavía eso era un asunto que chocaba. Pero el problema, al menos para mí, no estaba en las escenas sexuales sino en que se alargaban de un modo injustificado y la película termina durando casi tres horas, y se hace pesada.

Hay también una controversia interesante sobre una película que trata una relación lésbica en la que las actrices son heterosexuales y rodada por un hombre. La película, que bebe de un cómic titulado 'El azul es un color cálido', no tuvo el visto bueno de la autora, Julie Maroh, aunque no la consideró una traición, aunque sí criticó que fuera la postura fílmica de un director y que las actrices protagonistas no fueran lesbianas (aunque Adèle en la película sale como una bisexual).