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Voto de Ángel Morales :
10
Drama Libremente inspirada en un episodio que marca el fin de la carrera del filósofo Friedrich Nietzsche. El 3 de enero de 1889, en la plaza Alberto de Turín, Nietzsche se lanzó llorando al cuello de un caballo agotado y maltratado por su cochero y, después, se desmayó. Desde entonces, dejó de escribir y se hundió en la locura y el mutismo. En una atmósfera preapocalíptica, se nos muestra la vida del cochero, su hija y el viejo caballo. (FILMAFFINITY) [+]
8 de febrero de 2012
66 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído prácticamente todas las críticas de FA que hay sobre está película a día de doy, 8 de febrero de 2012, y todas, tanto las que alaban el film como las que lo critican tienen sus argumentos. Me gusta la reflexión iconográfica de José Barriga, el explicativo spoiler de madloco o la crítica desesperada de Una de ellos, tomándose con filosofía una película no apta para todos los públicos. Hay pocas cosas que no se digan en estás críticas y todas apuntan hacia lo mismo, unas de una forma negativa y otras de una forma positiva, lo cual es algo admirable, pues no hay dos seres humanos iguales y no hay dos formas iguales de ver una película. No obstante, si te gusta el cine, pero de verdad, no como entretenimiento, sino como algo que va más allá de la pura diversión, que también tiene que haberla, por supuesto, entonces disfrutarás de cada minuto de este absoluta obra maestra.

Béla Tarr crea una obra partiendo desde la simpleza argumental hacia la catarsis emocional, utilizando una serie elementos que dotan de cohesión el conjunto y lo elevan a la categoría de arte en estado puro. Hay muchas obras de arte dentro de la producción cinematografía dentro de los museos que para mi gusto no deberían estarlo, pero sin embargo piezas de este calibre quedaran fuera, repudiadas por la mayoría y tachadas por ser diferentes, o lo que es aún peor, decir que son para gafapastas o snob que no sabrían disfrutar de una película normal y comercial. Tarr recurre a los planos secuencia dilatados en el tiempo y con una cadencia parecida a la de un discurso musical, como una pieza de danza donde los bailarines, cámara y actores, se mueven armoniosos, donde los encuadres perfectos me hacen recordar a las obras del pintor Friedrich, como la Abadía en el robledal o los Paisajes de inverno, donde la no representación del ser humano es la mayor muestra de la condición humana. El uso del banco y negro como forma de modelar la luz y las sombras que, unido a la minimalista banda sonora de Mihály Vig, que ha compuesto todas las piezas de las películas de Tarr, producen un efecto hipnótico que ayuda a modelar la cadencia de los planos - secuencia.

Con todo esto, y mucho más que soy capaz de ver, pero no de expresar con palabras, el Film de Béla Tarr, me ha permitido pasar dos horas y pico de mi vida delante de la pantalla de mi ordenador sin preocuparme de nada más y sin tener la necesidad de hacer otra cosa que no fuera disfrutar.
Ángel Morales
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