Desgraciadamente, esa frase no es ni lo peor ni lo más estúpido de la película. Rivaliza, por ejemplo, con el comentario "¡Son asesinos entrenados para matar!", que le pone las cosas difíciles, sobre todo si "Nuestras espadas son incapaces de atravesar sus armaduras", problema que desaparece en el combate final, a pesar de que se desarrolle con la misma katana y las mismas protecciones.
Para dar una idea de la calidad e interés que despierta la cinta en los espectadores, expondré un curioso caso que se dio mientras la veíamos. Normalmente, para ver las películas, utilizamos un reproductor que no está precisamente en buenas condiciones, lo que provoca pequeñas pausas de vez en cuando, y algún salto que otro en el vídeo que tenemos que esforzarnos en deshacer. En Azumi 2 ocurrió esto, y conjeturamos que debieron pasarse entre 5 y 15 minutos. Ninguna de las tres personas que estábamos viéndola considero siquiera molestarse en ver qué había pasado, esperando simplemente que aquél espectáculo acabara lo antes posible. También existe la teoría de que el montador cambió repentinamente de escena tal y como lo vimos sin más, sólo para poder enseñar la capa de Azumi.

Eso sí, la película tiene cosas que destacar, como el gran avance de Aya Ueto en el mundo de la interpretación, siendo capaz ahora de hacer algo más que poner carita de niña que no se entera de nada o soltar una ocasional una risita insoportable. No hace mucho más, claro, pero menos es nada. Sólo se me ocurre otra cosa positiva, y es que la capa sigue siendo tan bonita como en la primera parte.
Y con esto se acaba todo lo que merece ser mencionado sobre esta película. Con muchas menos palabras habría bastado, pero al menos de esta forma me entretengo algo, lo que no ocurrió mientras era testigo involuntario de las aventuras de una Teen-Idol en el triste japón feudal.