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Voto de antonalva:
7
Drama. Bélico Mayo de 1940. Winston Churchill (Gary Oldman) se convierte en primer ministro británico en un momento realmente crucial de la Segunda Guerra Mundial, pues los nazis avanzan imparables conquistando prácticamente la totalidad del continente europeo y amenazando con una invasión a Inglaterra. Churchill deberá entonces explorar la posibilidad de un tratado de paz con Alemania, o ser fiel a sus ideales y luchar por la liberación de Europa. (FILMAFFINITY) [+]
2 de febrero de 2018
31 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.” Al terminar de ver esta cinta británica que nada a contracorriente del pensar mayoritario y cándido que anega las mentes de tantos crédulos bienintencionados – atiborrados de consignas idealistas e ilusas arengas contra la guerra y en favor de la paz – tuve que pensar en varias citas del Quijote de Miguel de Cervantes que nos devuelven a la realidad, sin engaños ni fingimientos, y nos enfrentan a la dureza y crueldad de la vida, llamando a las cosas por su nombre, tanto si nos gusta como si no.

La figura del político Winston Churchill (1874-1965), de tan conocida y publicitada, se ha convertido casi en una marca comercial tras la que no sabemos lo que se oculta ni lo que pueda significar. Intuimos que fue alguien importante, algunos dicen que escribía bien y hay casi unanimidad al afirmar que fue un gran orador parlamentario… pero para otros fue un noble latifundista, un mimado ególatra, un obcecado enemigo del nazismo y un defensor de sus privilegios sociales. Quizás todos tengan algo de razón, pero su importancia histórica viene marcada porque fue uno de los primeros y más vehementes opositores a Hilter, quien vio desde el inicio lo que estaba en juego durante los años treinta del siglo XX: la supervivencia de la libertad y de las democracias liberales europeas bajo la amenaza totalitaria, expansionista y batalladora del resentido racista austriaco que se había hecho con el poder en Alemania.

Esta película se centra en las primeras semanas de su mandato como primer ministro del Reino Unido – mayo de 1940 – cuando los éxitos militares y anexionistas del demente Adolf Hitler parecían no tener fin ni contención posible, cuando parecía más sencillo negociar una rendición incondicional (para salvar la vida) en vez de enfrentarse a la bestia y poner freno al desatino enloquecido de un maniático inculto y populista (lo cual podría significar la muerte casi segura). Pero supo poner en pie lo imposible: una defensa quijotesca contra la barbarie y el odio, primero con palabras, luego con hechos, finalmente con la victoria.

Quizás la dirección de Joe Wright pueda pecar de alambicada y preciosista, pero es innegable que dota de agilidad y fluidez a un relato que por previsible corría el riesgo de perderse en una maraña de discursos y sermones rancios. Además cuenta con la complicidad inestimable de un Gary Oldman inconmensurable, de una fotografía angustiosa y de una música perfecta. El resultado es mucho mejor de lo que uno se pudiera imaginar. Apasionante y necesaria.
antonalva
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