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Voto de antonalva:
7
Drama Chesley “Sully” Sullenberger es un piloto aéreo que en 2009 se convirtió en un héroe cuando, al poco de despegar, su avión se averió y logró realizar un aterrizaje forzoso del aparato en pleno río Hudson, en Nueva York, con 155 pasajeros a bordo. (FILMAFFINITY)
9 de noviembre de 2016
62 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué es la realidad? ¿Cómo denominar aquello que hemos vivido y experimentado? Asistimos aquí a la reconstrucción y enjuiciamiento – se supone que desde la atalaya de una objetividad impersonal – de una catástrofe aérea por parte de un supuesto panel de expertos con el objeto de valorar, evaluar, calificar y censurar el comportamiento humano. Por ello, la trama es mínima y se limita a darle vueltas y diseccionar un único acontecimiento desde varios ángulos y puntos de vista, en diferentes momentos y con criterios para nada fecundos ni transparentes, ya que no se busca la verdad, sino que se disecciona una tragedia con el propósito preestablecido de reprobar una cadena de decisiones que si bien pudo costar vidas, se limitó a unos daños materiales que soliviantaron a las aseguradoras y a la reputación de una aerolínea.

Es como si un tribunal ad-hoc se arrogara la potestad de decidir sobre el devenir de un accidente con el único objetivo de encontrar culpables y no con el encomiable propósito de sacar conclusiones que pudieran evitar su calamitosa repetición en el futuro. Por ello, estamos ante un cuento moral que se reviste sin disimulo con los andrajos y retales de los peores estigmas de nuestra sociedad, a saber, la obsesión por camuflar de imparcialidad las opiniones más peregrinas y arbitrarias, la necesidad de encontrar culpables humanos ante desgracias naturales, la cicatería hipócrita y obscena de afrentar con el dedo acusador a las víctimas de un siniestro como si fueran los únicos o últimos responsables de unos hechos que les tocó padecer sin otra ayuda ni apoyo que su experiencia y su buena voluntad. Lo ético no está en los ojos que observan sin enfangarse, sino en quienes actúan de buena fe.

Por ello resulta difícil encasillar esta cinta dentro de un género concreto. A primera vista cabría pensar que se trata de un retrato convencional sobre el heroísmo o sobre la hazaña de un individuo corriente ante la adversidad, pero eso supondría simplificar en exceso la propuesta o ir con prejuicios ideológicos al tratarse de una obra de Clint Eastwood. A mí me parece más bien una loa a la profesionalidad y al trabajo bien hecho, un elogio sin florituras ni artificios a la naturalidad de un comportamiento ético y honesto, sin alardes ni afán de notoriedad, sin buscar premios ni reconocimientos. Quien crea ver una apología del héroe, no está viendo lo que ocurre, sino que está juzgando unas intencionalidades que sólo existen en su imaginación.

No es una gran película pero es bastante buena. Es el triunfo de la compasión y de la bondad. Algo simple pero eficaz.
antonalva
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