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Voto de EuTheRocker:
7
Drama Narra la historia de Margaret y Walter Keane. En los años 50 y 60 del siglo pasado, tuvieron un éxito enorme los cuadros que representaban niños de grandes ojos. La autora era Margaret, pero los firmaba Walter, su marido, porque, al parecer, él era muy hábil para el marketing. (FILMAFFINITY)
26 de diciembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iba haciendo falta una película como esta en la filmografía reciente de Tim Burton. Prescindiendo de la notable "Frankenweenie", la magia que el excéntrico realizador desplegó en títulos que ya son clásicos del séptimo arte, parecía estancada en un desmesurado y autocomplaciente ejercicio de autobombo, repitiendo y estirando su propia fórmula al servicio de ejercicios vacíos a los que el director de "Big Fish" no nos tenía acostumbrados. Sin embargo, con "Big Eyes", parece que una extraña calma ha abordado el talento de Tim Burton, ofreciéndonos una sobria cinta donde, además de ejercer el papel de notable narrador tras la lente de la cámara, se permite aportar pinceladas de su desquiciado encanto, para convencernos con un título que, sin ser una de las grandes obras de su carrera, nos remite a algunos de sus mejores trabajos.

Porque con "Big Eyes", Tim Burton homenajea y recuerda a la pintora Margaret Keane, que con su bizarro y magnético trabajo, se transforma en el nuevo juguete roto sobre el que Burton vuelca sus inquietudes. Como ya sucediera con el director de cine Ed Wood, Burton encuentra en la vida de esta artista, el espejo en el que el propio director puede realizar ese catártico ejercicio cinematográfico, exorcizando los fantasmas del pasado a través de la mirada de su protagonista. una mirada, que se convierte en uno de esos elementos con los que el excéntrico realizador juega, para hacernos llegar el mensaje de su última obra. El juego de rasgos exagerados con el que nos bombardea, se convierte en un vínculo con el patio de butacas, cuyo anclaje se situa en la profunda e insondable cara de una frágil Amy Adams que devora la cámara con un desbordante trabajo de contención que consigue mostrar esa delicadeza y desamparo bajo el que se fraguo la obra de su alter ego en la pantalla. Del lado loco y desquiciado, tan común en los personajes de Burton, esta un gigantesco Cristoph Waltz. El austriaco, dotado de la perfección de los registros ilimitados, se desquicia y se mofa de la pantalla. Escupe su verborrea embaucadora con esa sonrisa psicótica capaz de provocar hilaridad y auténtico pavor. Sin duda, hablar de Waltz, es hacerlo de uno de los mejores actores que podemos encontrar actualmente en el cine, y todos sus trabajos, gozan de una calidad y complejidad psicológica que ya querrían para sí muchos otros grandes nombres.

Con estos mimbres, Tim Burton ejerce de correcto director de orquesta, y sujeta sus anhelos estéticos, tan afanosos por perseguir esa gótica visual marca de la casa, ofreciendo un juego cromático al que nos tiene poco acostumbrados y que funciona como acompañamiento expresionista para el retrato de la pintora. "Big Eyes" consigue de esta manera, convertirse en una obra sencilla, pero notable en su ausencia de pretensiones. Una cinta a la que, por exigirle, sólo se la puede achacar una necesidad mayor de ahondar en la psique de unos protagonistas que, por otra parte, y gracias a la gran labor de sus intérpretes, consiguen mostrar sus virtudes y defectos en la gran pantalla. Sin duda, un paso adelante para demostrarnos que el talento de Burton sigue latiendo, y aún tiene cosas que decir.
EuTheRocker
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