Es justo reconocer a cada uno los méritos que le corresponden, más allá de los meros formalismos. El gran mérito de Nacho Vigalondo, es ser un pequeño "freak" de muy buen gusto. Por eso, su segundo largometraje, dificilmente se pueda catalogar más alla del término "raro". Perfectamente podría considerarse un capítulo largo de un nuevo programa de televisión, por ejemplo: "Extraterrestre Coconut"; también podría catalogarse como una obra de teatro llevada a la gran pantalla, del tipo: "Cinco horas con E.T."; o directamente considerarlo como lo que es, un ejercicio de originalidad en toda regla.

Al fin y al cabo, su nueva película se desarrolla como un experimento. Y como todos los experimentos se inician con un catalizador que inicia la reacción, que en esta ocasión es la aparición del ya famoso O.V.N.I. que sobrevuela Madrid, y cuya función es únicamente, la de servir de punto de partida a una historia hilarante. A partir de ahí, el experimento comienza a mostrar su verdadero rostro. Seres humanos, obligados a convivir en una situación que puede considerarse extrema, y que demuestran la falta de comunicación de una sociedad adormilada. Porque eso son los protagonistas de "Extraterrestre", cuatro pobres diablos que tienen que llevarse bien a la fuerza, pero que no lo consegirán por tener intereses encontrados tejiendo un sainete que roza el absurdo. A partir de ahí, el pescado esta vendido, y lo que queda es dar forma a una comedia ingeniosa y que desciende sobre nosotros alunizando nuestras carcajadas.

Vigalondo, es un tipo ingenioso, que sabe sacar partido a historias diferentes. Aunque en esta ocasión, se le pueda recriminar un exceso de simplicidad. Porque seamos sinceros, aunque divertida e irónica, esta película es tremendamente simple. Muy fácil de digerir, pero que al rato de su visionado deja pocos posos en el espectador. Sin embargo, hay que reconocerle un gran esfuerzo en la dirección de actores (aunque con personajes con tan marcada vis cómica como Cimas o Areces resulte sencillo hacer reir), y un gran talento tras la cámara.

Sin duda, estamos ante uno de los próximos "fugados" al planeta lejano de Hollywood, porque dentro de la cabeza de Nacho Vigalondo, hay talento e ingredientes de sobra para triunfar en la gran industria del cine... y si no, siempre podremos deleitarnos aquí con sus marcianadas.