The Outwaters prometía ser una de las películas más terroríficas del año además de hacer resurgir el found footage. Con una campaña de márketing en la onda de Terrifier 2 y un tráiler cojonudo, somos muchos los que teníamos bastantes ganas de verla. Siento decir, una vez más, que me he llevado un pequeño chasco.

La trama es muy sencillita: un grupo de jovenzuelos se marchan de excursión al desierto con cámara en mano para grabar un vídeo musical a una de las chicas pero sus planes se torcerán al caer la noche.

Para empezar, a pesar de ser una película de cámara en mano, está cuidada en lo visual. Tiene algunos planos chulos y muestra lo que en una situación de miedo real enfocaría la cámara. Consigue transmitir angustia y suspense en algunos momentos. Las interpretaciones, a pesar de lo amateur, están aceptables.

En cuanto a efectos, prometía ser sangrienta y sí, hay litros de sangre a pesar de que no se muestra nada explícito hasta llegados al final. El sonido también es un punto fuerte, juega a ponerte al límite con sonidos extraños y perturbadores y verdaderamente lo consigue. Quizás demasiado.

Lo peor para mi ha sido la duración (casi 2 horas innecesarias) y la trama en sí una vez la cinta se pone seria y empieza a jugar. Factores fundamentales para que una película me guste. Sin hacer spoiler, han querido mezclar estilos y ser experimental y no, para mi no ha funcionado.
Agradezco la valentía, pero se nota que es el primer largo del director.
Seguramente en el futuro nos regale una maravilla pero de momento nos encontramos con un título interesante, aunque con algunas carencias importantes.

Al final, The Outwaters es una película en ciertos momentos perturbadora, te dejará alguna imagen inquietante en la cabeza, pero el resultado final no es tan satisfactorio como prometía. Para mi es un 4.