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Voto de Quatermain80:
8
8.0
28,305
Documental
A finales de los años 60, Sixto Rodríguez, un misterioso músico, fue descubierto en un bar de Detroit por dos productores que quedaron fascinados por sus melodías conmovedoras y sus letras proféticas. Grabaron dos discos con la convicción de que el artista se convertiría en uno de los más grandes de su generación. Sin embargo, el éxito nunca llegó, y el cantante desapareció en medio de rumores sobre su suicidio en un escenario. Mientras ... [+]
25 de febrero de 2013
80 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el permiso de la magnífica "En la casa", esta es la mejor historia que me han contado en 2012. Lo cierto es que ni puedo ni debo decir demasiado acerca de la misma, porque lo mejor es que los espectadores se presten al magnífico juego indagatorio que caracteriza al documental, y que es, junto a la emotividad del argumento, el secreto de su éxito.
Un anónimo músico Folk de ascendencia hispana aparece en el Detroit obrero y deprimido de finales de los 60 y primeros 70; consigue seducir y deslumbrar a unos pocos, y graba dos discos hermosos, de letras conmovedoras, merecedoras de la máxima popularidad y reconocimiento. Sin embargo fracasa comercialmente, es ignorado y despedido de su sello, su voz se apaga y desaparece, acaso muere. Pero la música, como el cine y en general el arte, pueden ser más grandes que la vida, y eso es lo que nos relata el filme, que nos muestra que esa historia de fracaso tiene otra versión, una cara b mucho más halagüeña.
Concebido como una investigación, recuerda a esos thrillers que giran en torno a un personaje del que es preciso averiguarlo todo; el enfoque de los investigadores no es sino el de los fans, pues son personas que -como su generación- mitificaron al artista, que para ellos encarnaba la rebeldía juvenil, la tentación de lo prohibido. La realización demuestra tener una exquisita sensibilidad, tal es la brillantez con la que logra hacer partícipes a los espectadores de unas emociones que no pueden ser sino ajenas, en tanto en cuanto Sixto Rodríguez es un desconocido para el público. Pero lo cierto es que las imágenes, maravillosamente acompañadas, introducidas y fundidas con la música, consiguen que el espectador se sume a la búsqueda, que se convierta en un fan más, ansioso por tener más certezas, por seguir el hilo de una historia que, conforme avanza, se torna más épica, esperanzada y plena.
Mezclando eficazmente las entrevistas con imágenes de archivo, y recurriendo a algunas secuencias de animación perfectamente integradas en el conjunto, todo él de una notable ambientación -sobre todo en Detroit-, el documental resulta formalmente perfecto para sus fines, marcado por un crescendo dramático que consigue remover íntimamente al espectador, que abandona su butaca con la irrefrenable tentación de acudir a la tienda de discos más cercana, y preguntar por los álbumes de ese músico desconocido, al que ya no podrá olvidar.
Acaba en spoiler.
Un anónimo músico Folk de ascendencia hispana aparece en el Detroit obrero y deprimido de finales de los 60 y primeros 70; consigue seducir y deslumbrar a unos pocos, y graba dos discos hermosos, de letras conmovedoras, merecedoras de la máxima popularidad y reconocimiento. Sin embargo fracasa comercialmente, es ignorado y despedido de su sello, su voz se apaga y desaparece, acaso muere. Pero la música, como el cine y en general el arte, pueden ser más grandes que la vida, y eso es lo que nos relata el filme, que nos muestra que esa historia de fracaso tiene otra versión, una cara b mucho más halagüeña.
Concebido como una investigación, recuerda a esos thrillers que giran en torno a un personaje del que es preciso averiguarlo todo; el enfoque de los investigadores no es sino el de los fans, pues son personas que -como su generación- mitificaron al artista, que para ellos encarnaba la rebeldía juvenil, la tentación de lo prohibido. La realización demuestra tener una exquisita sensibilidad, tal es la brillantez con la que logra hacer partícipes a los espectadores de unas emociones que no pueden ser sino ajenas, en tanto en cuanto Sixto Rodríguez es un desconocido para el público. Pero lo cierto es que las imágenes, maravillosamente acompañadas, introducidas y fundidas con la música, consiguen que el espectador se sume a la búsqueda, que se convierta en un fan más, ansioso por tener más certezas, por seguir el hilo de una historia que, conforme avanza, se torna más épica, esperanzada y plena.
Mezclando eficazmente las entrevistas con imágenes de archivo, y recurriendo a algunas secuencias de animación perfectamente integradas en el conjunto, todo él de una notable ambientación -sobre todo en Detroit-, el documental resulta formalmente perfecto para sus fines, marcado por un crescendo dramático que consigue remover íntimamente al espectador, que abandona su butaca con la irrefrenable tentación de acudir a la tienda de discos más cercana, y preguntar por los álbumes de ese músico desconocido, al que ya no podrá olvidar.
Acaba en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es interesante constatar las dos vidas paralelas que muestra el documental; de un lado la de un antiguo músico que, creyendo fracasado su proyecto artístico, emprende con total dignidad y empeño una vida corriente, marcada por el trabajo duro y la ausencia de lujos y reconocimiento. Por el otro, una vida virtual desarrollada en Sudáfrica, donde es un ídolo de masas, todo lo que no ha llegado a ser en su vida "oficial". Cuando gracias a la investigación que relata el documental Rodríguez topa con esta última realidad y viaja a Sudáfrica en medio de un baño de multitudes (impresionantes todas los planos del concierto, que transmiten como pocas veces la enorme felicidad del público), es notable su sencillez, su modestia, pues tiene la certeza de que su otra vida, la anónima, en la que no es nadie, está esperándole en Detroit, y la naturalidad con la que asume esta realidad es verdaderamente hermosa y digna de admiración.