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Drama
El encuentro con un activista medioambiental y su esposa embarazada (Amanda Seyfried) radicaliza poco a poco la ideología de un pastor evangélico (Ethan Hawke), un antiguo capellán del ejército, todavía marcado por la muerte de su hijo en Irak, que dirige una pequeña iglesia en el norte del estado de Nueva York. (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película, que ya digo que un poco lenta, gira entorno al trabajo del protagonista Ethan Hawke, en el juego con el que se plasma el entorno gris, oscuro, tenebroso y vacio casi negro, del reverendo y la inmaculada blancura y el reflejo de la luz de la iglesia y la congregación y en el título de mi crítica
Un pastor de una iglesia americana con un destino cómodo en una parroquia fundada por holandeses emigrados, fronteriza y antaño en la ruta de escape elaborada por abolicionistas contra la esclavitud, de carácter turístico con muy poca afluencia de feligreses y financiada con aportaciones de empresarios, sobrelleva fatal su soledad de divorciado abusando del alcohol y decide llevar un diario a modo de desahogo. Sus problemas agravados por una dura enfermedad, vienen de lejos. Originario de una familia a medio camino entre militares profesionales y pastores cayó en la iglesia cuando perdió a su hijo, militar también, en la guerra de irak. Esto, un punto de inflexión en su vida, se llevó por delante su matrimonio y decidió consagrar su vida a la fe.
Se le requiere para un servicio por una feligresa, Mary, que embarazada encuentra a su marido, un activista algo extremista en contra del cambio climático, muy raro y depresivo, tanto que termina por volarse la tapa de los sesos en un parque dejando al pastor sus últimas voluntades.
A los europeos hacer un alegato pro ecologista en un funeral y lanzar las cenizas del difunto suicidado envueltas antes en una bolsa de plástico es una contradicción pero para los americanos esto es un acto político (¿?) y en base a esto un hombre de negocios que patrocina a la iglesia del reverendo le dice a éste lo que debe y no debe de hacer y además como algo personal. Al protagonista,gravemente enfermo ya de entrada esto le afecta profundamente.
Y a partir de ese momento se inician lo equívocos.
Lo que yo no comprendo es como se tolera comúnmente la estrategia de que para desgracias y las catástrofes se use sin pudor alguno el plural implicando a todos los que quieran escuchar y darse por aludidos de manera que se descarga la responsabilidad sobre una mayoría genérica de forma ilegítima y cuando de logros se trata siempre se anuncian en primera persona atribuyéndose el mérito un individuo singularmente. Los responsables de las calamidades tienen nombres y apellidos y el hacer a toda la humanidad solamente partícipe de lo malo es un acto de demagogia que nunca es gratuito, ergo, el inicio de un fraude.
Tampoco se comprende del porque sobre las relaciones sentimentales de los hombres de fe se debe tener un respeto reverencial. Me parece abusivo. Para su labor pastoral deben estar bien formados y tener un nivel específico y su lugar, pero en lo referente al resto de ámbitos de la vida son seres humanos vulgares y corrientes y deben estar sujetos a las exigencias sociales y a las leyes comunes.
Parece que dando carácter trascendental a todo lo que les rodea (vida conyugal, salud...) se sitúan en un plano superior con respecto al resto de mortales a modo de semidioses y eso es otra manera de abusar de la confianza, buena fe e inocencia del resto. Son seres de carne y hueso, mortales y para más inri la especie humana pertenece al grupo de los mamíferos placentarios con todo lo que eso conlleva.
Un pastor de una iglesia americana con un destino cómodo en una parroquia fundada por holandeses emigrados, fronteriza y antaño en la ruta de escape elaborada por abolicionistas contra la esclavitud, de carácter turístico con muy poca afluencia de feligreses y financiada con aportaciones de empresarios, sobrelleva fatal su soledad de divorciado abusando del alcohol y decide llevar un diario a modo de desahogo. Sus problemas agravados por una dura enfermedad, vienen de lejos. Originario de una familia a medio camino entre militares profesionales y pastores cayó en la iglesia cuando perdió a su hijo, militar también, en la guerra de irak. Esto, un punto de inflexión en su vida, se llevó por delante su matrimonio y decidió consagrar su vida a la fe.
Se le requiere para un servicio por una feligresa, Mary, que embarazada encuentra a su marido, un activista algo extremista en contra del cambio climático, muy raro y depresivo, tanto que termina por volarse la tapa de los sesos en un parque dejando al pastor sus últimas voluntades.
A los europeos hacer un alegato pro ecologista en un funeral y lanzar las cenizas del difunto suicidado envueltas antes en una bolsa de plástico es una contradicción pero para los americanos esto es un acto político (¿?) y en base a esto un hombre de negocios que patrocina a la iglesia del reverendo le dice a éste lo que debe y no debe de hacer y además como algo personal. Al protagonista,gravemente enfermo ya de entrada esto le afecta profundamente.
Y a partir de ese momento se inician lo equívocos.
Lo que yo no comprendo es como se tolera comúnmente la estrategia de que para desgracias y las catástrofes se use sin pudor alguno el plural implicando a todos los que quieran escuchar y darse por aludidos de manera que se descarga la responsabilidad sobre una mayoría genérica de forma ilegítima y cuando de logros se trata siempre se anuncian en primera persona atribuyéndose el mérito un individuo singularmente. Los responsables de las calamidades tienen nombres y apellidos y el hacer a toda la humanidad solamente partícipe de lo malo es un acto de demagogia que nunca es gratuito, ergo, el inicio de un fraude.
Tampoco se comprende del porque sobre las relaciones sentimentales de los hombres de fe se debe tener un respeto reverencial. Me parece abusivo. Para su labor pastoral deben estar bien formados y tener un nivel específico y su lugar, pero en lo referente al resto de ámbitos de la vida son seres humanos vulgares y corrientes y deben estar sujetos a las exigencias sociales y a las leyes comunes.
Parece que dando carácter trascendental a todo lo que les rodea (vida conyugal, salud...) se sitúan en un plano superior con respecto al resto de mortales a modo de semidioses y eso es otra manera de abusar de la confianza, buena fe e inocencia del resto. Son seres de carne y hueso, mortales y para más inri la especie humana pertenece al grupo de los mamíferos placentarios con todo lo que eso conlleva.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pero la película continua en esa línea y para plasmar las relaciones de la viuda y el reverendo se les hace literalmente levitar en un viaje cósmico a vista de drón en paisajes en los que todo lo positivo, ecológico por supuesto, es lleno de luz,de color y espectacular y lo demás es contaminación en blanco y negro, sobretodo en negro.
Haría falta que bajaran con los pies en la tierra a esos paisajes idílicos desde la lejanía y superioridad que da la visión aérea, en los que no ha llegado aún la mano de hombre y comprobaran cual es el sitio exacto del humano en la cadena alimenticia ahí y lo dificilísimo que es llevar a cabo una vida sin que el hombre domine el entorno. Y adelanto que el precio a pagar por jugar a adan y eva es bastante caro.
Y siguiendo con el tema personal el reverendo finalmente es quien se encarga de embalar ropa y cosas del difunto a petición la viuda (¿?). Eso es algo que se hace con quien tiene confianza y pertenece al ámbito de la intimidad de la persona o por la intención de donar todo el material a la caridad. Pero no es el caso ni de lo uno ni de lo otro.. Reverendo y la viuda se han visto o comunicado tres veces. El pretexto de ella es que es religiosa y por eso no puede pasar sin su director espiritual. El de él no se sabe ni se el espera.
Coincidiendo con la recopilación de cosas del finado el reverendo, ahora con mejor disposición y actitud, accede a hacerse un chequeo que había pospuesto a pesar de sus dolencias. Este "hombre de dios" tuvo un lío con una de la congregación, Ester la pobre, a la que desprecia, maltrata y abusa y quien, por cierto y a pesar de todo no puede evitar sentirse atraída por él. Queda muy poco cristiano eso de que una vez ha rechazado cruelmente la ayuda de ella de como resultado que el protagonista se sienta el hombre mucho mejor y más desahogado para volver a lo suyo (que es procurar la proximidad con la viuda)
En esa línea se inventa un rollo teológico ("cada acto de preservación es un acto de creación. Todo lo preservado renueva la creación. Es la forma en la que participamos en la creación) y se hace extremista. Influido por ese nuevo despertar que le ha producido la aproximación a la viuda abandonados atrás quedan comentarios del tipo "nada puede cambiar y no hay esperanza" "El cristianismo es una religión de perdedores" "El hombre que no dice nada siempre parece el más inteligente".
Pero la solución no pasa por excederse de radical para insistir obcecadamente en negarse a aceptar la realidad de las cosas...
Haría falta que bajaran con los pies en la tierra a esos paisajes idílicos desde la lejanía y superioridad que da la visión aérea, en los que no ha llegado aún la mano de hombre y comprobaran cual es el sitio exacto del humano en la cadena alimenticia ahí y lo dificilísimo que es llevar a cabo una vida sin que el hombre domine el entorno. Y adelanto que el precio a pagar por jugar a adan y eva es bastante caro.
Y siguiendo con el tema personal el reverendo finalmente es quien se encarga de embalar ropa y cosas del difunto a petición la viuda (¿?). Eso es algo que se hace con quien tiene confianza y pertenece al ámbito de la intimidad de la persona o por la intención de donar todo el material a la caridad. Pero no es el caso ni de lo uno ni de lo otro.. Reverendo y la viuda se han visto o comunicado tres veces. El pretexto de ella es que es religiosa y por eso no puede pasar sin su director espiritual. El de él no se sabe ni se el espera.
Coincidiendo con la recopilación de cosas del finado el reverendo, ahora con mejor disposición y actitud, accede a hacerse un chequeo que había pospuesto a pesar de sus dolencias. Este "hombre de dios" tuvo un lío con una de la congregación, Ester la pobre, a la que desprecia, maltrata y abusa y quien, por cierto y a pesar de todo no puede evitar sentirse atraída por él. Queda muy poco cristiano eso de que una vez ha rechazado cruelmente la ayuda de ella de como resultado que el protagonista se sienta el hombre mucho mejor y más desahogado para volver a lo suyo (que es procurar la proximidad con la viuda)
En esa línea se inventa un rollo teológico ("cada acto de preservación es un acto de creación. Todo lo preservado renueva la creación. Es la forma en la que participamos en la creación) y se hace extremista. Influido por ese nuevo despertar que le ha producido la aproximación a la viuda abandonados atrás quedan comentarios del tipo "nada puede cambiar y no hay esperanza" "El cristianismo es una religión de perdedores" "El hombre que no dice nada siempre parece el más inteligente".
Pero la solución no pasa por excederse de radical para insistir obcecadamente en negarse a aceptar la realidad de las cosas...