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España España · Barcelona
Voto de did79:
6
Acción. Aventuras. Ciencia ficción Desde los confines del espacio hasta los suburbios de las pequeñas ciudades, la búsqueda llega a la casa de la reinvención por Shane Black de la saga "Predator". Ahora, los cazadores más letales del universo son más fuertes, más inteligentes y más mortales que nunca, y se han mejorado genéticamente con ADN de otras especies. Cuando un niño accidentalmente desencadena su regreso a la Tierra, solo un grupo de ex soldados y una profesora ... [+]
6 de enero de 2019
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"¿Sabes quién es Whoopi Goldberg? Pues perseguimos a un alien igual...". Esta frase que pronuncia uno de los personajes, sin ser del todo literal, define perfectamente el tono que Shane Black otorga a su film. Siendo conocedor de que poco puede aportarse de nuevo a una saga de sobras consolidada, con su propia mitología y reglas, opta por ofrecer más de lo mismo, pero en algún sentido, mejor.

Es honesta en funciones, no reniega de su halo de serie B, y por ello explota todos los elementos que puede tener a su disposición; chicotes malotes, aguerridas féminas (una, como marca la tradición), acción a raudales, sangre a borbotones y chistes, muchos chistes malos. Todo ello dentro de un relato que no ofende a nadie y, en cierto modo, no decepciona.

El factor sorpresa de la primera entrega, aquél fascistoide "Predator" de John McThiernan, y la explotación del cambio de territorio combativo de su secuela, así como esos fallidos crossovers con la saga Alien, agotaron la fórmula en su mismo desarrollo. Por esa razón, uno lo único que puede esperar a la hora de enfrentarse al visionado es diversión, gratificante y desprejuiciada. Y la secuela de 2018 la ofrece de sobras. Todo es tan estereotipado y tan redundante que roza la caricatura (el manido villano de la función con su intención de conseguir poder a través de la tecnología alienígena, el gobierno detrás de todo ello, la científica que parece saberlo todo, el prota duro, durísimo de pelar, el niño dotado de un intelecto como para descifrar lenguaje extraterrestre, etc.), que nos sumerge en ese añorado cine de los 80, donde las pretensiones importaban poco a favor del puro espectáculo.

Salvando algún agujero de guión (¿cómo es posible que uno de los personajes consiga llegar a tiempo cuando la nave recorre kilómetros al descender?), uno no hace más que llorar por las esquinas ante la posibilidad de ese rumoreado final con nuestra querida Ripley de por medio como broche de oro a un divertimento mayúsculo.

Lo mejor; Falta de pretensiones = Diversión a raudales.

Lo peor; En estos casos no podemos pedirle nada de coherencia argumental.
did79
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