Cuando Elia Kazan y Marlon Brando se unen, realizan películas tan imprescindibles como Un tranvía llamado deseo. Basada íntegramente en la obra de teatro de Tennessee Williams con el mismo nombre, tiene un guión bien adaptado y un argumento provocador en los escenas de tensión familiar. Lo mejor, sin duda, son unas deslumbrantes actuaciones de Vivien Leigh, Marlon Brando, Karl Malden y Kim Hunter, representadas como en una auténtica obra de teatro. La música melódica acompaña la acción en los momentos oportunos dando frescura al film, y los planos de cámara son estéticos y trabajados. La dirección es esplendida con un ritmo ágil que no convierte la cinta en algo pesado, y además, contiene unos diálogos directos y ocurrentes que llamarán la atención del espectador, en especial, por el poco tacto del personaje de Marlon Brando. En definitiva, un trabajo impecable, de los que gusta ver por tener unas buenas interpretaciones y una historia absorbente dentro, totalmente recomendable para todos los amantes del buen cine.