El gran Gatsby de Baz Luhrmann, es un drama romántico de los años 20 basado en la novela del mismo nombre de F. Scott Fitzgerald. Dirigida con un ritmo vertiginoso, es intrépida y singular en su puesta en escena, y asombrosamente bella en su visión, pero carece de gancho y corazón en la mayor parte de la obra, y cuanto este llega, es demasiado tarde.
La fotografía, es impresionante y hermosa, visualmente perfecta, colorida y vistosa, mostrando los detalles de forma luminosa y espectacular por ser rica en matices. La música, es emotiva por momentos, pero el resto no es acorde con la época y mucho menos alusiva, por utilizar sonidos modernos que no cuadran con una trama, más preocupada por la ostentación, que por tener al espectador pegado al asiento en su historia.
Las actuaciones, son regulares y artificiales, llenos de arquetipos innecesarios. Con Leonardo DiCaprio salvando los muebles, Tobey Maguire insustancial e inexpresivo, muy propio en él, Carey Mulligan correcta y cumplidora, y Joel Edgerton convincente y con firmeza. Todos ellos, con vestuarios y caracterizaciones sugerentes a la época en cuestión, elegantes, distinguidos, y mostrando en todo momento lo pomposo y suntuoso de la trama.
El guion, o al menos lo que representa en la cinta, se basa en el sensacionalismo, el lujo, la exhibición y el empalagamiento de imágenes, dejando totalmente vacía e ineficaz una cinta, que podría haber sido mucho más, argumentado de forma endeble y poco trabajada. Con una narrativa en off, eso sí, afable, explicativa y enigmática, acompañando la película de principio a fin, siendo sencilla, impoluta y misteriosa.
Para finalizar, cabe destacar positivamente, unos efectos idóneos para resaltar, ciertos detalles de excesos asombrosos y espectaculares, cuando son requeridos. Y negativamente, unos planos y movimientos de cámara exageradamente rápidos, los cuales inquietan y pierden al espectador, de la forma habitual en que el director suele usarlos.
Por lo que, en líneas generales, la considero una obra visualmente atractiva, pero carente de una trama bien elaborada, o al menos bien expresada, ya que carece de corazón, y satura de imágenes y movimientos de cámara triviales, que mas que interesar, agobian en su visionado. Recomendable para los seguidores del director, y su singular modo de dirigir, destacando la interpretación de DiCaprio, la fotografía, la narrativa y algunas imágenes geniales.