El muro (Pink Floyd: El muro) de Alan Parker, es un drama musical violento e innecesario. Dirigido de forma singular, contiene unos montajes arriesgados y sorprendentes que consiguen hacerla de culto para un sector concreto, seguidores de la banda en su mayoría.
Algunas escenas reales, son usadas para dar realismo y dramatismo, y lo consigue junto a unos inteligentes movimientos de cámara y primeros planos. También los vestuarios y caracterizaciones están trabajados en todo momento, según la época en que se desarrolla la trama.
Algunos de los factores que la hacen única pero excéntrica y prescindible son, tanto la carencia de diálogos que brillan por su ausencia, y por unas secuencias de animación desconcertantes que además la convierten en soporífera, imágenes por cierto sin mucho sentido.
Para terminar, mencionar que musicalmente eso sí, es estimulante y evocadora a la banda en cuestión, con varios videoclips de sus discos que llamaran la atención y no pasaran desapercibidos. Por lo que, a no ser que te guste mucho la música de Pink Floyd, o seas seguidor de la banda, no la recomiendo en absoluto, ya que posiblemente, tengas que hacer un gran esfuerzo para verla entera.