My Fair Lady de George Cukor, es una comedia romántica musical, adaptada de la obra de teatro de George Bernard Shaw. Dirigida con un ritmo majestuoso y musical, es maravillosa y extraordinaria, llena de un encanto magistral e impecable. Realizada de forma espléndida y admirable, y definida de modo excepcional y grandioso por lo que obtuvo el oscar.
La fotografía, es grandiosa, vistosa y llamativa por ser alusiva, y por estar llena de colorido. Trabajada de forma hermosa y cautivadora, por sacar lo mejor de unas maravillosas imágenes rica en matices. Y la música, es bella y evocadora, con canciones sensacionales, encantadoras y melódicas que acompañan la trama de principio a fin, con sonidos agradables que gustan a todos los seguidores de los musicales y obras de teatro, llenas de rimas y alegría.
Las actuaciones, son naturales, genuinas y adecuadas. Con Audrey Hepburn en un doble papel que mezcla lo ordinario y barriobajero, con lo delicado y estiloso, Rex Harrison con personalidad propia y carisma en un enorme papel y Stanley Holloway divertido y apropiado. Usando diálogos espontáneos y graciosos, que gustan por ser avispados y ocurrentes en la transformación de la protagonista.
El guion, basado en una obra de teatro musical, es agradable y atractivo, además de sorprendente por su excelente trabajo de adaptación al cine, argumentado de modo interesante y sustancioso por lo que engancha al espectador no solo por la historia en sí, sino también por el sobresaliente musical. Y emplea para ello una narrativa clásica, mezclando con acierto lo educado y refinado, con lo ordinario y molesto.
Por último, cabe destacar los vestuarios y caracterizaciones de una soberbia dirección artística, que mezcla lo elegante, distinguido y refinado, con lo humilde, pobre y mísero por otro, siendo además, evocador a la época. Unos decorados sugestivos, y como si de una obra de teatro se tratara. Y unos planos y movimientos de cámara panorámicos, reconocimiento, travellings, avanti y retroceso sobrios y lúcidos en un excelente trabajo técnico.
En definitiva, la considero una obra imperecedera y esencial dentro de los musicales, por ser fantástica y magistral, clamorosa y encantadora por la historia y el musical en sí. Recomendable por su dirección oscarizada, guion adaptado, actuaciones oportunas, fotografía fantástica, música sugerente, vestuarios y caracterizaciones elaborados con acierto, y diálogos y narrativa jocosa y divertida. Que le valieron 8 merecidos oscar por ser una obra musical inolvidable y digna de elogio, y por estar trabajada al detalle en la creación de uno de los mejores musicales de la historia del cine.