Inolvidable e imprescindible comedia de la mano de Fred C. Newmeyer y Sam Taylor. Donde el artista indiscutible es Harold Lloyd (el hombre mosca), con una hilarante interpretación de principio a fin, plasmando todo su talento en este inmejorable film. La música acompaña magistralmente la cinta durante todo su visionado, como es costumbre en el cine mudo. El ingenio que se transmite en cada acción del protagonista es sencillamente brillante al igual que su actuación, que no carece de carisma. Además, en algunas escenas hay gran coordinación entre multitud de personas no desprovista de mérito, y una fotografía en escenas de altura espectacular. Cabe destacar la escena del reloj de Harold Lloyd que quedo para la posteridad del séptimo arte. Por lo que sin duda alguna, es una película totalmente recomendable para todos los públicos amantes del cine mudo, que quieran disfrutar de ver en acción al que, junto a Charles Chaplin y Buster Keaton, formo el triunvirato de éxito de los lejanos años 20.