Tierra de Julio Medem, es un drama romántico basado en la vida rural en el que, un hombre que trabaja en una empresa de plagas, fumiga unas tierras de viñedos llenas de cochinillas, mientras su desdoblada personalidad se enamora de dos mujeres muy distintas entre sí. Dirigida con un ritmo apacible y mayestático, es algo enrevesada y liosa, muy fiel al singular estilo del director, siendo por tanto peculiar y misteriosa, tiene un resultado sorprendente y eclipsante que arrolla al espectador con una trama magnética y atractiva.
La fotografía, es magnífica y grandiosa de los campos, muy evocadora y vistosa ya que contiene imágenes sugerentes e hipnóticas que atrapan al público, dejándolo cautivo de su belleza inspiradora y seductora. La música, es intrigante y encantadora, con sonidos atrayentes en un sutil y oportuno acompañamiento gracias a la mano experta de Alberto Iglesias. Contando de nuevo, con un excelente trabajo técnico de movimientos de cámara y planos personales, cámara en mano, panorámicos, detalle, tercera persona, circulares y travellings admirables y sorprendentes en efecto.
Las actuaciones, son competentes y acertadas. Con Carmelo Gómez con oscuridad psicológica y muy señalado en su labor, Silke persuasiva y enigmática, Emma Suarez emotiva y sincera, y notables acompañamientos de Karra Elejalde, Nancho Novo, Txema Blasco y Ane Sánchez entre otros. Empleando para estos, unos vestuarios y caracterizaciones estéticamente apropiados y evocadores al lugar en cuestión, en una apropiada dirección artística.
El guion, es profundo y penetrante, muy oscuro y recóndito además de misterioso, por estar argumentado de manera abstracta e insólita, que absorbe al espectador con mucho magnetismo, creando una atmósfera de confusión extrañamente atrayente. Utilizando para llevarlo a cabo, una narrativa con voz en off explicativa del protagonista, que es curiosa y expresiva, dejando claro el desequilibrio e inestabilidad del protagonista durante todo el film. Y destacando también, un notable montaje ideológico y personal, que aun siendo enmarañado e indeterminado, es creativo y merecedor de elogio.
En conclusión, la considero una obra maravillosa y esplendida, por ser visualmente muy atractiva y técnicamente remarcable, aunque desde luego extraña y no comprensible al 100%, como es costumbre en el director. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara y narrativa que convierten a Tierra, en un film indispensable para los buscadores de dramas insólitos y raros pero atractivos y cautivadores.