Granujas de medio pelo de Woody Allen, es una comedia basada en un ladrón que al poco de salir de la cárcel, planea el robo de un banco al estar harto de ser un lavaplatos. Dirigida con un ritmo vertiginoso al principio y sosegado el resto del film, tiene el humor ingenioso y habitual de las comedias de Allen con su irresistible verborrea, siendo divertida y fantástica desde que empieza. Realizada de modo lúcido y arrollador, obtiene un resultado hilarante que la coloca entre las comedias necesarias del director.
La fotografía, tiene detalles bellos e inspiradores al principio, y el resto del film es lumínica y sugerente, con imágenes cualificadas e idóneas por estar llena de matices apropiados. La música, es clásica con jazz al principio y al final de la cinta como es habitual en el director, y el resto es agradable y encantadora en un magnífico y sutil acompañamiento de la acción. Y los planos y movimientos de cámara, hacen buen uso del seguimiento, cámara en mano, primeros planos, detalle, reconocimiento, travellings, avanti, retroceso y panorámicos en un oportuno trabajo técnico.
Las actuaciones, son genuinas y carismáticas. Con Woody Allen auténtico y fulgente en su línea cómica acostumbrada, Tracey Ullman estupenda y acertada y Hugh Grant seductor y señalado. Siendo simpáticos los acompañamientos de Michael Rapaport, Tony Darrow, Jon Lovitz, Elaine May, Elaine Stritch y Larry Pine. Empleando para ellos, unos vestuarios y caracterizaciones naturales y corrientes al principio, y elegantes y algo recargados al final para dar más jocosidad al film si cabe, y que junto con unos decorados estilosos y pomposos hacen una excelente dirección artística.
El guion, escrito por el mismo director, está bien trabajado y es hilarante y divertido, al estar argumentado de manera disparatada y jocosa, dando atractivo y grandiosidad a una trama agradable, construida con la única intención de tener al espectador pegado al asiento admirando una comedia notable y jovial. Para la cual, utiliza una narrativa humorista e ingeniosa por la eterna verborrea de Allen, que es ocurrente por estar llena de situaciones descabelladas que hacen pasar al público un rato ameno y espléndido.
Para finalizar, la considero una obra indispensable e imprescindible en la filmografía del director, por ser entretenida y divertida aunque más al principio que al final, y por ser arrolladora en el humor típico y efectivo de Allen. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música y narrativa que consiguen hacer de Granujas de medio pelo, un film sensacional para los seguidores del director, y para los buscadores de comedias dislocadas e ingeniosas, que cumplen sobradamente con su cometido.