Escasas son las excepciones de series que se extienden en el tiempo sin perder su chispa, y muy respetables son aquellas que pese a su tiempo en el aire, sus autores saben retirarlas a tiempo para evitar que sus obras caigan presa de la mediocridad y la notable falta de ideas, siendo conscientes de que pese a las ganancias, su creación no da para más en lo que se refiere a la creatividad, a ello le llamo orgullo por su creación.
Lamentablemente con esta serie ocurre justamente todo lo contrario, ya que debido a que su destino es meramente comercial, parecería que la calidad artística poco les importa a quienes la lanzaron al mercado, sino que para ellos lo único que cuenta son las ganancias y debido a eso con el avanzar del tiempo se volvió terriblemente repetitiva y con más criaturas cada vez la cuál más grotesca y extraña.
Rescataría únicamente la primer temporada, que la seguí en mi comienzo de la adolescencia y no solo no me parecía mala, sino que la consideraba algo fresco y diferente.
Paradójicamente esta serie apareció en el ranking de Japón de las consideradas las 100 mejores series de anime, no apareciendo series como Cowboy Bebop, o una de mi adolescencia que fue Saint Seiya. Pero bueno, que se le va a hacer.