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Voto de Lalachan:
1
4.8
18,795
Fantástico. Thriller. Intriga. Terror
Nueva versión de ”Caperucita Roja”. Durante décadas, los habitantes de Daggerhorn mantienen un complejo pacto con el hombre-lobo: para saciar su apetito, le sacrifican mensualmente un animal. Pero la bestia, incumple el pacto, devorando a un ser humano. La víctima es la hermana mayor de Valerie, una hermosa joven que acaba de saber que sus padres van a casarla con Henry, el heredero de la familia más rica del pueblo. Ella está enamorada ... [+]
17 de octubre de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Hola, soy Caperucita Roja, pero todo el mundo me llama Valerie, porque el nombre de Caperucita suena muy cursi y yo soy, como puedes ver, una chica preciosa que sabe muy bien lo que quiere... o eso creo. Si esperas que vaya a hacer las chorradas que hacía en el cuento, que sepas que estás súper equivocado. En vez de ayudar a mi familia a salir adelante, me dedico a espiar al chico que me mola y a revolcarme con él en cualquier sitio que encuentre. ¡Ah, y soy tan mona que, además de que otro chico suspira por mí, hasta el Lobo quiere llevarme al monte!
-Hola, soy Edward Culle.... digooooo, soy Peter, el leñador. Sí, ya sé que parezco Edward Cullen. Hasta me peino igual que él, pero Edward Cullen y yo NO tenemos nada en común, así que cualquier parecido es pura coincidencia. Me dedico a cortar árboles, a vestir de negro como un malote y a procurar beneficiarme a Caperucita, que para eso es mi chica.
-Hola, soy Henry, el novio "oficial" de Caperucita. Soy el típico pagafantas que suspira de amor y se deja el culo por proteger a una chica que, en realidad, no acabará conmigo porque no soy lo suficientemente malote y no tengo tanta gomina en el pelo. Pero como soy muy bueno, me sacrifico y lo dejo estar. Eso es todo lo que hago en la película.
-Hola, soy Gary Oldman, alias Padre Solomon, aunque no tengo pinta de cura. Me dedico a gritar, a moverme de manera histriónica y a ser un fanático religioso, porque siempre tiene que haber un fanático religioso en este tipo de películas. Soy el único que sé que el tal Lobo es en realidad un Hombre Lobo, y por eso voy bien pertrechado con aparatos de tortura y una manicura de plata que ya la querría para sí Lady Gaga. Os estaréis preguntando qué hace un actor de mi talla en este amago de película. Lo sé, yo tampoco quería hacerlo, pero tengo que comer.
-Hola, soy la abuela de Caperucita Roja. Tengo pinta de fumada y a lo largo de la película me cojo varios pedos muy, pero que muy guapos. Además, preparo unas sopas que parecen lentejas.
-Hola, soy la madre de Caperucita Roja. Mi papel consiste en prometer a mi hija con el chico al que no ama, porque soy así de chula, y no hago nada más.
-Hola, somos las amigas de Caperucita. Aunque a veces la defendamos, la verdad es que nos cae como el culo porque chupa demasiada cámara y nos roba todos los chicos del pueblo. ¡Aún encima que hay pocos! Lo único que pensamos al ver a una chica asesinada por el Lobo es que debió haber sido muy romántico escaparse de noche para encontrarse con un chico. Ains, somos así de pavas.
-Hola, soy Edward Culle.... digooooo, soy Peter, el leñador. Sí, ya sé que parezco Edward Cullen. Hasta me peino igual que él, pero Edward Cullen y yo NO tenemos nada en común, así que cualquier parecido es pura coincidencia. Me dedico a cortar árboles, a vestir de negro como un malote y a procurar beneficiarme a Caperucita, que para eso es mi chica.
-Hola, soy Henry, el novio "oficial" de Caperucita. Soy el típico pagafantas que suspira de amor y se deja el culo por proteger a una chica que, en realidad, no acabará conmigo porque no soy lo suficientemente malote y no tengo tanta gomina en el pelo. Pero como soy muy bueno, me sacrifico y lo dejo estar. Eso es todo lo que hago en la película.
-Hola, soy Gary Oldman, alias Padre Solomon, aunque no tengo pinta de cura. Me dedico a gritar, a moverme de manera histriónica y a ser un fanático religioso, porque siempre tiene que haber un fanático religioso en este tipo de películas. Soy el único que sé que el tal Lobo es en realidad un Hombre Lobo, y por eso voy bien pertrechado con aparatos de tortura y una manicura de plata que ya la querría para sí Lady Gaga. Os estaréis preguntando qué hace un actor de mi talla en este amago de película. Lo sé, yo tampoco quería hacerlo, pero tengo que comer.
-Hola, soy la abuela de Caperucita Roja. Tengo pinta de fumada y a lo largo de la película me cojo varios pedos muy, pero que muy guapos. Además, preparo unas sopas que parecen lentejas.
-Hola, soy la madre de Caperucita Roja. Mi papel consiste en prometer a mi hija con el chico al que no ama, porque soy así de chula, y no hago nada más.
-Hola, somos las amigas de Caperucita. Aunque a veces la defendamos, la verdad es que nos cae como el culo porque chupa demasiada cámara y nos roba todos los chicos del pueblo. ¡Aún encima que hay pocos! Lo único que pensamos al ver a una chica asesinada por el Lobo es que debió haber sido muy romántico escaparse de noche para encontrarse con un chico. Ains, somos así de pavas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
-Hola, soy el padre de Caperucita, pero también soy el Hombre Lobo, cosa que NADIE sospecha a lo largo de la película porque me la paso con un pedo del quince. No sé por qué mato a tanta gente, la verdad, porque los guionistas no me lo han dejado claro, pero yo soy un mandado y hago lo que me dicen. Tampoco sé por qué quiero llevarme a Caperucita, si a mí la niña esa me la trae al fresco.
-Hola, soy Lalachan. Después de ver este bodrio en la tele, decidí dedicarle su crítica número 100, porque creo que lo vale. Básicamente quiero dejar claro que esta película merece que se la tire por un sumidero, porque nada en ella se salva. Es un anuncio de Cacharel muy bonito y que sigue desprendiendo un tufo a Crepúsculo que te pasas. Dos horas de mi vida echadas al retrete. Gracias por nada, Catherine Hardwicke.
-Hola, soy Lalachan. Después de ver este bodrio en la tele, decidí dedicarle su crítica número 100, porque creo que lo vale. Básicamente quiero dejar claro que esta película merece que se la tire por un sumidero, porque nada en ella se salva. Es un anuncio de Cacharel muy bonito y que sigue desprendiendo un tufo a Crepúsculo que te pasas. Dos horas de mi vida echadas al retrete. Gracias por nada, Catherine Hardwicke.