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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Drama. Comedia Godard y el maoismo. Estrenada un año antes del mayo del 68, "La Chinoise" relata las inquietudes por cambiar el mundo de un grupo de estudiantes franceses empapados del pensamiento de Mao Tse Tung. París, durante el verano de 1967, cuando pocos intentaban aplicar los principios que rompieron con la burguesía de la URSS y de los partidos comunistas occidentales en el nombre de Mao Tse Tung. Empapados del pensamiento de Mao y de ... [+]
1 de octubre de 2006
25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jean Luc-Godard es todo un señor exhibicionista con momentos tan delirantes como geniales. En mi opinión tan sobrevalorado como infravalorado. Autor de una de mis películas favoritas (“Vivir su vida”) en su primera y más fructífera etapa junto con Anna Karina.
“La chinoise” en cambio pertenece a su época más reivindicativa y políticamente panfletista. Sus años más rojos donde trasladaba sus discursos a su cine vanguardista, anticonvencional y libre.
Godard resulta fundamental para entender a la “Nouvelle Vague” y al cine moderno en su montaje revolucionario, aunque ayudase a crear y cimentar esa lacra que perdura en nuestros días, en forma de ecuación megalómana tan detestada por los guionistas llamada director = autor.

Su cine me parece que es de momentos, como mínimo interesante dentro de sus primeras etapas hasta antes de los ochenta, donde empezaría el declive en forma de sopor, destape y blasfemia poco punzante.
Godard salvaba películas irregulares (muchas sobrevaloradas) con secuencias y momentos sublimes y godarianos: la secuencia del cine en "Los carabineros" o el interminable travelling de “Week-end” por citar un par de ejemplos.

En “La chinoise” veo más de esos “momentos” y por eso me parece una de sus mejores obras. El filme se limita a colocar a cinco jóvenes idealistas en un piso donde no paran de hablar de cambiar el mundo con el cerebro reventado de ideología pro Mao Tse Tung.
La combinación de una imaginativa y minimalista escenografía basada en colores con pinceladas de humor, como el ataque a golpe de libros de propaganda a un tanque americano de juguete o las trincheras formadas con libros, enfatizan el discurso godariano y el panfleto sobre ideologías exacerbadas.

Godard también reinventa “La chinoise” al transformarla en un ejercicio recurrente en su obra sobre el metacine y el documental donde el discurso toma la palabra: los personajes hablan a la cámara y está se refleja en un espejo desvelando la cámara y al operador que filma.

“La chinoise” se convierte en un juego tan pueril como profundo, tan naïf como finalmente incisivo, donde las inquietudes de la juventud toman la palabra y dan pistas sobre lo que ocurriría un año después en mayo del 68.
Maldito Bastardo
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