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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
5
Ciencia ficción. Acción Como en 2072 los asesinatos están terminantemente prohibidos, las víctimas son enviadas a través de una máquina del tiempo al pasado (2042), donde los Loopers, un grupo de asesinos a sueldo, se encargan de eliminarlas y deshacerse rápidamente de sus cuerpos. El problema surge cuando Joe (Gordon-Levitt), uno de los Loopers, recibe desde el futuro un encargo muy especial: eliminarse a sí mismo (Bruce Willis). (FILMAFFINITY)
25 de noviembre de 2012
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Looper” llega en el mismo año en el que Will Smith ha viajado en pasado en caída libre en “Men In Black 3”. Digamos que la cinta de Rian Johnson ha anclado en el reino cinéfilo como un hype por necesidad ante un vaciado de ideas general: no es novedosa ni en el fondo ni la forma, simplemente efectiva perdonando sus innumerables carencias y lagunas en un guión cogido con las mismas pinzas y celofán que le han colocado los maquilladores a Joseph Gordon-Levitt.

La cinta da la sensación de que podía ser un película mucho mayor y al mismo tiempo también destrozada por Hollywood. Salvando la comedia involuntaria mediante la imposibilidad, por mucha prótesis y estiramiento, de que Gordon-Levitt se convierta en Bruce Willis. Todo es tan imposible como el propio argumento sobre el que oscila, como un complemento de ortopedia cinematográfica en tiempos de crisis y deficiencias carnales. La película se rompe como si quisiera explotar y dividirse en dos actos que formen un resonante conjunto. “Looper” es, en sí, un loop influenciado por Philip K. Dick y el Chris Marker de “La Jetée” aunque acabe en un remake-mash-up sci-fi de “Terminator” y “Único testigo” con multitud de referencias cinematográficas incrustadas para regocijo del espectador.

Pese a que Rian Johnson se ciñe a su propio guión sobre la ciencia ficción el halo de cine negro es visible y notable. “Brick” sigue pasando factura como cinta infinitamente superior y con capacidad de reinventar el género desde la forma; “Looper”, en cambio, es simplemente una premisa. No falta una desaprovechada femme fatale como stripper y una redención bipolar en formato oriental y madre soltera. Al final a Johnson le preocupa más el fondo que la forma, consiguiendo que el absurdo y la incoherencia queden atrapadas en la historia de su relato. Pero lo llamativo de “Looper” son los lazos argumentales con “12 monos” y Willis dando el relevo en perspectiva y tiempo a Gordon-Levitt, que a su vez desafiara a la gravedad en la “Inception” de Nolan. De nuevo se marcan las pautas del cine de ciencia ficción contemporáneo: visiones individualistas de sujetos que buscan y ansían la libertad y el escape pero se encuentran atrapados y sumidos en los designios del sistema, bajo sindicatos del crimen en esta ocasión, que les utilizan y les tratan como meros objetos aprovechables.

En “Déjà Vu” explicaban que no es la imagen lo que se mueve rápido sino nuestra perspectiva de ella. Un argumento original es divisado por el movimiento temporal como algo nuevo y trascendente. “Looper” es simple colirio, nuestra dosis de estupefaciente anual… que olvidaremos el año que viene. Porque efectivamente la moraleja es aplicable al propio espectador: somos víctimas de nuestras propias desgracias y decisiones. Lo mejor es aceptar el sufrido destino que tenemos impuesto. Y “Looper” es nuestra película de un borroso, confuso, difuminado y fugaz presente que ya es simplemente y a estas alturas pasado.
Maldito Bastardo
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