Triste, fría y sincera. Más triste aun escuchando a los propios niños contar su historia. Sus malas experiencias, su día a día y como ven su futuro. Este documental es el pan de cada día de muchos niños tanto de Rusia como de otros lugares. Niños todavía muy niños, pero forzados a crecer deprisa y con una corta vida. Algunos han sido abandonados y no han tenido más remedio que buscarse la vida en la calle y otros decidieron escapar de sus casas ya que convivir con el maltrato de sus padres era todavía peor. Se habla de como han muerto algunos, de las cosas que tienen que hacer e incluso de los juegos a los que juegan, ya que aunque parezca mentira y algunos de ellos no lo parezcan, siguen siendo niños.

No me pareció espectacular ni un documental imprescindible, por lo que lo veo un poco sobrevalorado. Pero es interesante ver por las cosas que tienen que pasar día tras día y saber lo que hay ahí fuera esperando a muchos de ellos.