No sé qué demonios quiere hacer Kevin Smith con su vida. Su nueva película es un híbrido interesante entre su etapa más gamberra y su etapa más romántica/pastelosa. Algunos dicen que su pretensión es dar carpetazo al Kevin Smith amateur y evolucionar a partir de aquí a “cineasta serio”. Pero se suponía que eso ya lo había hecho con Jay y Bob El Silencioso Contraatacan y con Una chica de Jersey, ¿no? Incluso había sido una conclusión para sus dos personajes fetiches. Entonces, ¿cuál es el propósito de hacer una secuela de este tipo? Uno pensaría que los personajes no daban más de sí, especialmente después de una serie de animación (y, curiosamente, de un conato de serie en imagen real que nunca vio la luz del día, sin la participación de Smith).

Pues el caso es que sí daban más de sí, al menos para construir una película divertida y sin pretensiones. Clerks II se ve perfectamente de una sentada, sin mirar el reloj ni una sola vez. Su humor, basado principalmente en el teta-caca-polla y en referencias frikis, es bastante acertado. A pesar de caer en el esceso una otra vez con escenas zoofílicas, Jay desnudo, conversaciones interminables sobre sexo anal, una obsesión preocupante por las pollas… no llega a resultar cargante ni (demasiado) estúpido. Digamos que Smith ha conseguido hacer un American Pie en condiciones y con dos dedos de frente.

Aunque, curiosamente y como dije al principio, este humor pasado de rosca contrasta con escenas románticas que tienen a Alanis Morrisette (por ejemplo) de fondo. Hay incluso un par de momentos que llegan a resultar empalagosos, y que me hacen pensar que Kevin Smith está al borde de estar acabado. Pero de momento, se salva.