Sinceramente, el libro lo leí hace demasiado como para poder compararlo con la serie, pero una cosa que recuerdo nítidamente era el cambio de tono de la primera mitad a la segunda: de la locura humorística de Pratchett, al estilo más trascendental de Gaiman. Desgraciadamente, Pratchett hace tiempo que nos ha dejado, de modo que el guión de la serie pasa por las manos de Gaiman; eso implica por un lado que es menos graciosa y más trascendental y humana, más dramática, que el libro. Pero también, a cambio, que mantiene un tono constante y coherente de principio a final, sin esa alteración tan marcada al llegar a cierto punto. Por tanto, quizás no se pueda decir que es una adaptación totalmente fiel de la novela, pero sin duda es una serie muy divertida, humana y entrañable. Y desde luego, la interpretación de todos los actores y el rodaje es parte importante de la magia que tiene la serie, especialmente en la conexión entre los dos protagonistas. Realmente, una serie muy recomendable.