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Voto de Néstor Juez:
7
Drama Cleo (Yalitza Aparicio) es la joven sirvienta de una familia que vive en la Colonia Roma, barrio de clase media-alta de Ciudad de México. En esta carta de amor a las mujeres que lo criaron, Cuarón se inspira en su propia infancia para pintar un retrato realista y emotivo de los conflictos domésticos y las jerarquías sociales durante la agitación política de la década de los 70. (FILMAFFINITY)
10 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ese primer buen sabor de boca nos dirigimos apresurados para lograr un lugar prominente en la cola que nos pudiese acceder a un pase abarrotado a las 12:00 en la Sala 7 de los Cines Príncipe de seguramente la Perla más esperada: Roma, primer trabajo de Alfonso Cuarón para Netflix y reciente ganadora del León de Oro en Venecia, dónde fue muy aplaudida. Cleo sirve en la casa de una numerosa y adinerada familia en la Colonia Roma, en el México de los años 70. Es una pieza fundamental en un ambiente familiar feliz, que se verá revuelto por un incipiente ambiente de revueltas callejeras. Toda una carta de amor a la época de infancia de Cuarón, así como a las mujeres que lo criaron. Filme que observa, retrato de unos conflictos domésticos y una estampa social de un momento que busca el mayor realismo posible. Un nuevo prodigio visual de Cuarón, y sin duda el filme más grande facturado hasta ahora bajo el sello Netflix. Una película pequeña en su argumento, pero enorme en sus dimensiones físicas y en su impacto emocional. Una muestra de dominio de la forma fílmica sensacional, en el que pareciera que el espacio pudiera plegarse a placer ante la cámara de un Cuarón demiurgo que parece que retrata una maqueta, en un mosaico enorme pero milimétrico en la atención al detalle y la dirección artística filmado en largos planos que giran a un lado y al otro en panorámicas y travellings que abarcan escenas enteras. El blanco y negro eleva sobremanera la plástica e impacto estético, en un filme con reparto en estado de gracia que, pese a la tendencia de Cuarón de lucir sus poderosas herramientas de narrador, da un paso al lado y deja que sus personajes llenen la pantalla. En su segunda mitad apuesta por un mayor tremendismo emocional que la película no necesitaba, con impactantes escenas morbosas. Pese a todo, una película excelente y de las más logradas del año, que lamentablemente mucha gente tendrá que descubrir en sus televisores o monitores de ordenador.
Néstor Juez
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