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Voto de Néstor Juez:
8
Thriller. Drama Bradley es un exboxeador con un matrimonio a punto de romperse que pierde su empleo como mecánico de coches. Debido a esta sensación pesimista, acaba decidiendo que su mejor opción es trabajar para un viejo amigo como traficante de drogas. Esta decisión mejorará su vida hasta que se ve envuelto en un tiroteo entre la policía y sus aliados; situación que le acaba llevando a la cárcel... (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2018
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A las tardías 22:30, tras disfrutar del insípido pero entrañable corto español La última cita, se proyectó el que era el plato fuerte del día y la que terminó siendo la mejor película de toda la muestra: el drama carcelario Brawl in Cell Block 99, quién ya nos fascinó en la Muestra de hace dos años con la estupenda Bone Tomahawk. Bradley es un hombre fuerte, inexpresivo y calculador que se gana la vida como mano de carga en contrabandos de droga. Esperando que su mujer de a luz a su primer hija, una trifulca nocturna con dos colaboradores y la policía provocará que entré, inevitablemente, en prisión (gracias a su astucia, con unos cargos mucho menores). Sin embargo, las presiones exteriores del cabecilla mafioso de los gorilas a los que traicionó y su chantaje emocional le obligarán a adentrarse en la parte más oscura e insondable del tejido de prisiones para salvar a su familia. Un estudio de personajes pausado, duro y largo, pero realmente interesante. Un medido y sutil relato de caída a los infiernos puntualmente acentuado con momentos de violencia extrema (filmados, dicho sea de paso, con mucho gusto). Una película homenaje al blaixplotation de los 70 que, aún sucia en la diégesis que elige, no deja de ser cine de autor muy medido, que brilla por dos motivos: un circunspecto y físicamente poderoso Vince Vaughn en estado de gracia (que logra que empaticemos con un hombre que asusta y que, aún con pocas palabras, rebosa carisma) y un estupendo guión. Uno en el que no pasa realmente gran cosa, pero relata un proceso emocional y un viaje hacia el infierno que empapa al espectador en la desgracia de un hombre que sólo recurre a los palos si no hay otra alternativa, con unos diálogos brillantes. Una película seca, parca en elementos, un tanto depresivo y, cuando procede, desagradable. Pero un ejercicio de cine con mucha personalidad y encanto cinematográfico, con una delicadeza última tan sorprendente como grato. Una película asceta y, quizás aburrida que se erigió con derecho propio como la mejor película vista durante el fin de semana. Muy recomendable.
Néstor Juez
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