Mary Wollstonecraft Goodwin (una más que correcta Elle Fanning), adolescente descendiente de familia de literatos, trabajo vigilando la librería de su padre (Stephen Dillane) en la Inglaterra del Siglo XIX. Conocerá y se enamorará del poeta Percy Bysshe Shelley (un buen Douglas Booth), con quién se fugará para vivir una intensa existencia de amor e infortunio. De esta frustración y encierro espiritual nacerá la simiente del Prometeo moderno. Una historia de infelicidades, escritores en busca de voz propia, presiones familiares y penurias. Aderezado todo ello con romanticismo y angustia gótica, presente en las inquietudes galvanizantes. Película que nos acurruca con un vestuario y ambientación logrados, así como con la arropadora banda sonora de Amelia Warner. Buen trabajo de su reparto, que logra dar cuerpo al drama. Un drama que, bien por guión o bien por ritmo, siempre tiene elementos que ofrecer. De esta manera el filme, que nunca se detiene, logra captar permanentemente nuestro interés, e incluso nos hace reflexionar con sus juegos sexuales y sus reflexiones sobre las déspotas figuras de los creadores literarios como amantes devoradores. Si bien la realización no tiene un estilo consistente, sí que nos deja unos planos y movimientos de cámara muy logrados, redondeando un acabado estético que se erige como una de las grandes virtudes del filme. Y considerando sus orígenes, no debemos infravalorar la facilidad con la que Al-Mansour ha logrado adaptarse al estilo de realización académico británico y a una producción de gran envergadura. Allí donde no destaca el guión, percibimos una realizadora con recursos.

Es un filme teatral, literario, pero no tan cinematográfico, tan pálido en su fuerza interna como la piel de Mary. Romance de telenovela, y un exceso sobrecargado de dolor y tragedia amorosa, de desazón vital. El filme nunca sorprende, jamás emociona en demasía, y su realización no aporta soluciones ni ideas que enriquezcan un guión simple, que no aprovecha al máximo el interés de la vida esta autora y su momento histórico, apuntándose además un halo feminista marcadamente pobre. Una película que prefiere acomodarse en los terrenos más conocidos de las narraciones biográficos, si bien agradecemos que no cargue las tintas en relacionar a Mary con el monstruo de su prosa.

Romántica, literaria y pausada, Mary Shelley es un filme hermoso y refinado pero narrativamente acomodado y pobre, pálido en fuerza expresiva.