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Terror. Fantástico
Cuando empiezan a desaparecer niños en el pueblo de Derry (Maine), un pandilla de amigos lidia con sus mayores miedos al enfrentarse a un malvado payaso llamado Pennywise, cuya historia de asesinatos y violencia data de siglos. Adaptación cinematográfica de la conocida novela de Stephen King "It". (FILMAFFINITY)
20 de septiembre de 2017
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
“It” (2017): Bazofia.
De la novela a la reciente película el parecido es como el de un huevo a una castaña.
Uno de los dos libros que más me gustan, que más veces he leído (que pese a su enorme extensión, se me hace corto), una posterior película para televisión en 1990 que más veces he visto (decenas), y la menciono porque posee algunas fidelizaciones innegables aun con sus carencias presupuestarias, pues lejos estaba del presupuesto con el que contó éste despropósito de 2017 (y a la espera de su continuación en año y medio...).
Por otro lado, algunos de los niños parecen esquizofrénicos, presos de ataques de locura, gritones como los típicos niños odiosos por estar consentidos y malcriados, paroxismos nerviosos, como si hubieran mezclado café puro, whisky y éxtasis, totalmente alejados de la psicología que King asigna a cada uno de ellos; me resultaron un total incordio verlos y oírlos en su demencial interpretación, no porque lo hicieran mal los actores, sino porque los guionistas no tienen ni pajolera idea de guionizar ni desde luego, han leído la novela. El lenguaje tan exageradamente soez y de forma reiterada que usan no era habitual ni mucho menos en los chavales de nuestra época (esta versión se ambienta a finales de los años 80 para hacerla, en su parte adulta, contemporánea, algo contra lo que no tengo nada, todo sea dicho), finalizando la década ochentera; más bien, parece propio de pandillas sudamericanas en barrios marginales en el peor momento de la ciudad. La verdad, escucharlos me pareció sumamente desagradable e inverosímil, además de innecesario, claro (¿sería para justificar la edad de entrada a la sala y hacerla ¨más seria¨...? Menudos cretinos).
Ciudad, por cierto, que apenas podemos ver; aparte de la novela (1500 páginas dan para mucho, ciertamente), en la versión de 1990 empatizamos con la pequeña población de Derry, el modo en que está filmada (a veces podemos ver traslaciones de una época a otra en un guiño nostálgico) y los minutos dedicados a enseñárnosla, provoca ese efecto.
Este nuevo payaso no da miedo cuando tiene que darlo, y resulta que cuando ha de ser embaucador, afable, mostrarse inocente e inofensivo para poder ganarse la confianza de los niños, no lo es, lo cual, a todas luces, es del todo contradictorio; cualquier crío por muy tonto que fuera, ya sólo por instinto escaparía echando humo al ver ciertos comportamientos de ese payaso, que evoca cualquier cosa menos confianza y ganas de aceptarle unas palomitas y menos aún un globo...
Una de las peores adaptaciones de King, y ciertamente no son pocas... Y mira, paso de lo que diga el autor de Maine, y no será porque no forma parte de unos de mis dos escritores favoritos, pero sus bendiciones a esta nueva versión no debería extrañarnos; siempre ha sido condescendiente con sus sosías fílmicos, quizá dejando a un lado “El Resplandor” de Kubrick (su versión de 1997 guionizada por él mismo es más fiel, correcto, me gustó mucho, pero es que encima resulta más entretenida que su libro, que a mí me aburrió en tres cuartas partes), que cuestionó casi desde el principio, son recomendaciones de su agente, para vender más, para colaborar con el medio cinematográfico, para quedar bien; luego, pasados los años, despotrica algo más, pero hace mucho tiempo que no hago caso de lo que él dice sobre sus propias adaptaciones.
No entiendo, no me entra en la cabeza cómo es posible que hayan hecho esta mierda del tamaño de una catedral; no hay por dónde cogerla; lo único que salvaría es que introdujeron un personaje, una encarnación de Pennywise como es el leproso como símbolo del miedo de uno de los críos, y aun así, tampoco discurre del todo fiel a la novela. La caracterización de Beverly Marsh sí resulta algo más fiel a como se describe en el libro, al igual que el traje/disfraz de It, pero por lo demás, habría que decir aquello de “cualquier parecido con la novela, es pura coincidencia”.
Como película de terror, tiene momentos aceptables, pero NO es de auténtico terror (a no ser que la veas con diez años, y aun así, los críos de hoy en día han visto tantas cosas en la tele...); posee algunas escenas que pasan bien, pero hay filmes actuales que la superan en cuanto al pretendido terror sobrenatural que quiere ofrecer.
Pero menos aún comprendo el bombo y platillo que ha tenido ésta versión por parte de muchos espectadores; sí, ya sé, es todo subjetivo en el arte como en casi todo, pero por Dios, ¿habéis leído la novela? ¿No percibís una fiel traslación a la versión de 1990 en buena parte de lo escrito? La música del filme original es maravillosa, la infancia es la filmación literal de lo escrito, con los críos de entonces sí empatizas, ¡ya lo creo!; sientes compasión por ellos, no envidias lo que les sucede pero al tiempo te gustaría formar parte de ese Club de Los Perdedores, te gustaría que fueran tus amigos, y que esa amistad permaneciera hasta el fin de tus días en ésta tierra…
Si nos ceñimos únicamente a la parte infantil, la antigua le da mil vueltas a la nueva, pero mil, dos mil y cinco mil; ¡qué horror de película la nueva! Me parece tan incongruente, que aun como película independiente que nada que tuviera que ver con la famosa novela y la vieja adaptación, me resultaría una película de miedo más, y miedo, poco, la verdad; insulsa, vacua, del montón, con el mismo tipo de incoherencias del cine de terror de antes y sobre todo de ahora que tanto nos sacan a muchos de la película por mucha suspensión de la incredulidad que queramos aportar al visionado.
A la espera de su continuación, qué remedio, pero aunque fuera soberbia, ésta ya no tiene arreglo.
Basura. He visto basura.
Creo que los que hemos leído la novela varias veces, y amamos ese libro o como poco han disfrutado de su lectura al menos en dos ocasiones, no pueden estar de acuerdo con este nuevo filme; con todo lo que podrían haber hecho, y la pifia horrenda que les ha salido.
De la novela a la reciente película el parecido es como el de un huevo a una castaña.
Uno de los dos libros que más me gustan, que más veces he leído (que pese a su enorme extensión, se me hace corto), una posterior película para televisión en 1990 que más veces he visto (decenas), y la menciono porque posee algunas fidelizaciones innegables aun con sus carencias presupuestarias, pues lejos estaba del presupuesto con el que contó éste despropósito de 2017 (y a la espera de su continuación en año y medio...).
Por otro lado, algunos de los niños parecen esquizofrénicos, presos de ataques de locura, gritones como los típicos niños odiosos por estar consentidos y malcriados, paroxismos nerviosos, como si hubieran mezclado café puro, whisky y éxtasis, totalmente alejados de la psicología que King asigna a cada uno de ellos; me resultaron un total incordio verlos y oírlos en su demencial interpretación, no porque lo hicieran mal los actores, sino porque los guionistas no tienen ni pajolera idea de guionizar ni desde luego, han leído la novela. El lenguaje tan exageradamente soez y de forma reiterada que usan no era habitual ni mucho menos en los chavales de nuestra época (esta versión se ambienta a finales de los años 80 para hacerla, en su parte adulta, contemporánea, algo contra lo que no tengo nada, todo sea dicho), finalizando la década ochentera; más bien, parece propio de pandillas sudamericanas en barrios marginales en el peor momento de la ciudad. La verdad, escucharlos me pareció sumamente desagradable e inverosímil, además de innecesario, claro (¿sería para justificar la edad de entrada a la sala y hacerla ¨más seria¨...? Menudos cretinos).
Ciudad, por cierto, que apenas podemos ver; aparte de la novela (1500 páginas dan para mucho, ciertamente), en la versión de 1990 empatizamos con la pequeña población de Derry, el modo en que está filmada (a veces podemos ver traslaciones de una época a otra en un guiño nostálgico) y los minutos dedicados a enseñárnosla, provoca ese efecto.
Este nuevo payaso no da miedo cuando tiene que darlo, y resulta que cuando ha de ser embaucador, afable, mostrarse inocente e inofensivo para poder ganarse la confianza de los niños, no lo es, lo cual, a todas luces, es del todo contradictorio; cualquier crío por muy tonto que fuera, ya sólo por instinto escaparía echando humo al ver ciertos comportamientos de ese payaso, que evoca cualquier cosa menos confianza y ganas de aceptarle unas palomitas y menos aún un globo...
Una de las peores adaptaciones de King, y ciertamente no son pocas... Y mira, paso de lo que diga el autor de Maine, y no será porque no forma parte de unos de mis dos escritores favoritos, pero sus bendiciones a esta nueva versión no debería extrañarnos; siempre ha sido condescendiente con sus sosías fílmicos, quizá dejando a un lado “El Resplandor” de Kubrick (su versión de 1997 guionizada por él mismo es más fiel, correcto, me gustó mucho, pero es que encima resulta más entretenida que su libro, que a mí me aburrió en tres cuartas partes), que cuestionó casi desde el principio, son recomendaciones de su agente, para vender más, para colaborar con el medio cinematográfico, para quedar bien; luego, pasados los años, despotrica algo más, pero hace mucho tiempo que no hago caso de lo que él dice sobre sus propias adaptaciones.
No entiendo, no me entra en la cabeza cómo es posible que hayan hecho esta mierda del tamaño de una catedral; no hay por dónde cogerla; lo único que salvaría es que introdujeron un personaje, una encarnación de Pennywise como es el leproso como símbolo del miedo de uno de los críos, y aun así, tampoco discurre del todo fiel a la novela. La caracterización de Beverly Marsh sí resulta algo más fiel a como se describe en el libro, al igual que el traje/disfraz de It, pero por lo demás, habría que decir aquello de “cualquier parecido con la novela, es pura coincidencia”.
Como película de terror, tiene momentos aceptables, pero NO es de auténtico terror (a no ser que la veas con diez años, y aun así, los críos de hoy en día han visto tantas cosas en la tele...); posee algunas escenas que pasan bien, pero hay filmes actuales que la superan en cuanto al pretendido terror sobrenatural que quiere ofrecer.
Pero menos aún comprendo el bombo y platillo que ha tenido ésta versión por parte de muchos espectadores; sí, ya sé, es todo subjetivo en el arte como en casi todo, pero por Dios, ¿habéis leído la novela? ¿No percibís una fiel traslación a la versión de 1990 en buena parte de lo escrito? La música del filme original es maravillosa, la infancia es la filmación literal de lo escrito, con los críos de entonces sí empatizas, ¡ya lo creo!; sientes compasión por ellos, no envidias lo que les sucede pero al tiempo te gustaría formar parte de ese Club de Los Perdedores, te gustaría que fueran tus amigos, y que esa amistad permaneciera hasta el fin de tus días en ésta tierra…
Si nos ceñimos únicamente a la parte infantil, la antigua le da mil vueltas a la nueva, pero mil, dos mil y cinco mil; ¡qué horror de película la nueva! Me parece tan incongruente, que aun como película independiente que nada que tuviera que ver con la famosa novela y la vieja adaptación, me resultaría una película de miedo más, y miedo, poco, la verdad; insulsa, vacua, del montón, con el mismo tipo de incoherencias del cine de terror de antes y sobre todo de ahora que tanto nos sacan a muchos de la película por mucha suspensión de la incredulidad que queramos aportar al visionado.
A la espera de su continuación, qué remedio, pero aunque fuera soberbia, ésta ya no tiene arreglo.
Basura. He visto basura.
Creo que los que hemos leído la novela varias veces, y amamos ese libro o como poco han disfrutado de su lectura al menos en dos ocasiones, no pueden estar de acuerdo con este nuevo filme; con todo lo que podrían haber hecho, y la pifia horrenda que les ha salido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Ha sido un error filmar la parte infantil y la adulta por separado, cuando en la novela están mezcladas, hay flashbacks, pasan de los años 50 a los 80 coherentemente para complementar ambas épocas. Luego, algo también sangrante, es que cambian el rol (psicología, lo que hacen, lo que dicen, cómo actúan, piensan, su propósito...) de los personajes, en éste caso niños, por ejemplo (¡y hay muchos!), asignan tareas a Ben cuando era Mike quien las tenía (y de qué manera más meritoria), el modo de conocerse varios de ellos nada tiene que ver con lo descrito en el libro, No son justos con el perverso Henry Bowers y sus acólitos; lo que hacen, lo que les sucede en esta versión que tan injusto bombo ha tenido, no aparece ni por asomo en el libro, si bien se atisban rasgos de su psicopatía criminal, pero al final no resulta coherente con lo descrito en toda la historia literaria.
Faltan escenas esenciales en su enfrentamiento con Pennywise, pero vamos, ¡imprescindibles!, que dota a los personajes de esa fuerza, esa unión que les ayuda a poder enfrentarse al ¨Devorador de mundos¨, que, sinceramente, me pareció patético; mucho efecto digital, pero más hueco que el agujero de un dónut; más que un ente inmortal (¨eterno¨, como él mismo dice en el libro) tan antiguo como el Universo, parece un psicópata con problemas de nervios vestido de payaso y admirador del Joker, el cual aparece demasiado en pantalla, resulta cargante, histriónico, infantiloide y hasta contradictorio; introdujeron escenas absurdas que no están en la novela y asignan al personaje de It una psicología demasiado humana, imperfecta, incoherente, ciertamente inconsistente en su modus operandi; nada que ver con la inteligencia fría y al tiempo socarrona, calculadora, aviesa, paciente que mostró la soberbia versión de Tim Curry, cual malo clásico de la saga James Bond.
El enfrentamiento final transcurre en un lugar distinto al descrito en la novela y visto en la buena adaptación noventera; cambiaron escenarios, eludieron escenas y modificaron momentos que tanto en la novela como en el film de 1990 aparecen, y eran necesarias para comprender la psicología de los personajes principales y algunos secundarios y el mismo discurrir de toda la historia hasta su etapa de adultos, pero aquí, se la saltaron a la torera; tuve la sensación de que los guionistas (ineptos hasta el máximo grado) no leyeron la novela, sino que vieron la versión del 90 y echaron un vistazo al resumen que en la Wikipedia dan del libro de King, “se hicieron una idea”, y salió el churro que salió.
El modo que tienen de terminar con él (al menos temporalmente hasta su nuevo enfrentamiento de adultos) no puede ser más patético; no es “El Devorador de Mundos”, es un gilipollas babeante vestido de payaso al que pegan una paliza unos imberbes que no pesan más de 40 kilos como si de una película de pandillas se tratara; horrible, sangrante para los ojos.
No empatizas lo más mínimo con los siete chavales; más bien, con suerte los percibes asépticos, la mayoría, anodinos, y dos al menos, odiosos, a los que te apetece darles dos guantazos y decirles: “¡calmaros y cuidar ese lenguaje!”, algo inimaginable en la novela y película de los 90. No me creo que este nuevo club de Los Perdedores van a ser los elegidos por La Tortuga (personaje vital en su historia del que apenas se hace una casi imperceptible mención); para luchar contra It; craso error dejar el destino de Derry y sus niños en manos de estos ineptos que tienen enfrentamientos entre ellos -¡impensable!-, actúan por separado, hacen el gilipollas, tienen comportamientos rocambolescos…
La música es monocorde, fea, insustancial, apuntalada por efectos de sonido; nada que ver con la hermosa partitura que Richard Bellis escribió para la miniserie televisiva que aúna todos los estados anímicos e históricos descritos en la novela; la amistad, el terror, la nostalgia, la aventura, la esperanza, el amor, la historia de la misteriosa Derry.…
Faltan escenas esenciales en su enfrentamiento con Pennywise, pero vamos, ¡imprescindibles!, que dota a los personajes de esa fuerza, esa unión que les ayuda a poder enfrentarse al ¨Devorador de mundos¨, que, sinceramente, me pareció patético; mucho efecto digital, pero más hueco que el agujero de un dónut; más que un ente inmortal (¨eterno¨, como él mismo dice en el libro) tan antiguo como el Universo, parece un psicópata con problemas de nervios vestido de payaso y admirador del Joker, el cual aparece demasiado en pantalla, resulta cargante, histriónico, infantiloide y hasta contradictorio; introdujeron escenas absurdas que no están en la novela y asignan al personaje de It una psicología demasiado humana, imperfecta, incoherente, ciertamente inconsistente en su modus operandi; nada que ver con la inteligencia fría y al tiempo socarrona, calculadora, aviesa, paciente que mostró la soberbia versión de Tim Curry, cual malo clásico de la saga James Bond.
El enfrentamiento final transcurre en un lugar distinto al descrito en la novela y visto en la buena adaptación noventera; cambiaron escenarios, eludieron escenas y modificaron momentos que tanto en la novela como en el film de 1990 aparecen, y eran necesarias para comprender la psicología de los personajes principales y algunos secundarios y el mismo discurrir de toda la historia hasta su etapa de adultos, pero aquí, se la saltaron a la torera; tuve la sensación de que los guionistas (ineptos hasta el máximo grado) no leyeron la novela, sino que vieron la versión del 90 y echaron un vistazo al resumen que en la Wikipedia dan del libro de King, “se hicieron una idea”, y salió el churro que salió.
El modo que tienen de terminar con él (al menos temporalmente hasta su nuevo enfrentamiento de adultos) no puede ser más patético; no es “El Devorador de Mundos”, es un gilipollas babeante vestido de payaso al que pegan una paliza unos imberbes que no pesan más de 40 kilos como si de una película de pandillas se tratara; horrible, sangrante para los ojos.
No empatizas lo más mínimo con los siete chavales; más bien, con suerte los percibes asépticos, la mayoría, anodinos, y dos al menos, odiosos, a los que te apetece darles dos guantazos y decirles: “¡calmaros y cuidar ese lenguaje!”, algo inimaginable en la novela y película de los 90. No me creo que este nuevo club de Los Perdedores van a ser los elegidos por La Tortuga (personaje vital en su historia del que apenas se hace una casi imperceptible mención); para luchar contra It; craso error dejar el destino de Derry y sus niños en manos de estos ineptos que tienen enfrentamientos entre ellos -¡impensable!-, actúan por separado, hacen el gilipollas, tienen comportamientos rocambolescos…
La música es monocorde, fea, insustancial, apuntalada por efectos de sonido; nada que ver con la hermosa partitura que Richard Bellis escribió para la miniserie televisiva que aúna todos los estados anímicos e históricos descritos en la novela; la amistad, el terror, la nostalgia, la aventura, la esperanza, el amor, la historia de la misteriosa Derry.…