Harry Dean, protagonizado por Colin Firth, es un restaurador de arte que ha diseñado un plan para estafar a su multimillonario jefe, el cual es un fanático de las obras de arte. ¿Y qué mejor manera de estafarle que vendiéndole un cuadro falso de Monet? Un plan que a priori parecía perfecto, se va a ir poco a poco enredando y complicando con una sucesión de “desgracias y desdichas”.

Divertida comedia bien moldeada con el guión de los hermanos Cohen.

Un sublime Colin Firth, que ahí donde lo ves tan serio, echa mano de un nuevo registro siendo capaz de hacerte reír con un simple gesto educado, formal, sin perder la compostura y, eso sí, siempre con su traje puesto. Buenísimos los momentos de “que no cunda el pánico” en forma de curiosas conversaciones entre él y su compañero de plan, “El mayor” (Tom Courtenay).

No tan acertada Cameron Diaz , con una actuación sobrecargada y artificial intentando ganar el protagonismo que le roba el bueno de Colin Firth.

Aún así, vale la pena verla si quieres pasar un rato divertido con buen humor inglés.

Además, no es muy larga y no se hace nada pesada. Te entretienes durante toda la película.