Recuerdo que de crío, por definición, cada navidad, ponían en TVE para la tarde de navidad ésta de Spielberg, hasta tal punto que cada año esperaba, con risas por mi parte, el anuncio que nos ponía a todos al corriente del horario.

No tenía intención de verla otra vez. Ya la había visto varias veces. Pero era una especie de clásico navideño. De pronto llegó un año, ya de adolescente que no la pusieron y fue bastante desconcertante. Hasta tal punto que en cuanto pude, la vi. Si no veo E.T. es porque no me da la gana, no porque la televisión estatal no tenga ganas de no pasarla. ¡Válgame!

La volví a ver. Me volvió a gustar. Vale que entra mucho el factor nostalgia y que lo repipi de la película chirría demasiado, pero puñetas, es E.T., el extraterrestre menos dicharachero de todo Hollywood, con toda una carga almibarada para personitas.

Aún así, y desde aquel lejano entonces una duda me corroe por dentro: ¿Era macho, hembra o estaba en un plano superior de asexualidad? Lo digo porque la escena en que le pintan el morro y le ponen los taconazos quedó impresa en mi memoria, y la verdad es que todavía no se contestar a la pregunta. Y me mosquea no saberlo.