El mérito fundamental de esta película es haber hecho un producto digno en el que te echas unas risas durante hora y media sin prácticamente presupuesto con el único empuje, que no es poco, de la suma de talento de sus intervinientes.

Desde que ves el aspecto de los créditos sabes que una parodia absoluta, pero al mismo tiempo ejerce de homenaje al cine de serie B, ó Z, para qué vamos a engañarnos, en el que policías, vampiros, tifosis, maestros de kung-fu, zombies y luchadores enmascarados tienen cabida en una continuidad narrativa que aunque parezca inverosímil, llega a tener sentido.

Casi todo está absolutamente impostado, desde la actuación de los actores, excepto Armando Buika, hasta las escenas de acción pasando por multitud de guiños a diversidad de cintas de los 80 y es que no podía ser de otra manera una vez decides lo que quieres transmitir y que no es otra cosa que la de reírse de si mismos pero con nosotros, los espectadores, como cómplices.

Quizás lo mas destacable es la banda sonora y el ritmo narrativo que impone Vasni Ramos y que impide que tengamos algún lapsus de aburrimiento excesivo. En realidad llega un momento en el que estás esperando, dentro de ese humor surrealista en el que se sumerge la historia, por donde van a salir los personajes, con muchas escenas absolutamente hilarantes como la del encuentro inicial de vargas y white chocolat con el padre McKardigan en el que acabas llorando de risa por lo absurdo del diálogo.

Algunos de los actores principales son componentes de las dos mayores referencias de la comedia hecha en Canarias, como son el Supositorio y Abubukaka y seguramente parte de su humor endémico se han trasladado al guión, lo cual puede plantear el inconveniente o al menos la discusión, si el localismo puede frenar la comprensión por un público internacional. Lo cierto es que parece que eso no ha sido impedimento y allá donde se ha exhibido las risas han estado aseguradas.

Me ha extrañado la ausencia de referencias sexuales en la película, más allá de la falta de bromuro para bajar la líbido de Vargas, y en cierta manera lo agradezco, supongo que lo compensa con el fucking "fucking", que no conté las veces que se dice pero debe andar cerca de algún récord mundial.

En definitiva, aplaudo esa iniciativa de llevar a cabo este proyecto, dentro del inexistente cine canario, no exenta de esfuerzo por supuesto, pero que dado el resultado final puedo decir que ha valido la pena que ellos lo hayan pasado mal para que nosotros disfrutemos un rato.