Saura demuestra otra vez su talento nato para el medio con esta maravillosa aportación al género quinqui: "Deprisa, deprisa".
La historia de este peculiar grupo de delincuentes juveniles no deja frío a nadie. El argumento parece no aportar nada nuevo: palos a establecimientos, coches puenteados, robos, drogas...etc. Sin embargo, esto no es más que la fachada de la película, en cuanto rascamos un poco con la uña descubrimos su auténtica belleza.
El talento y la sensibilidad de Saura con la cámara dan como resultado una película sólida, expresiva y magnífica. Nunca se habla del pasado de los protagonistas, pero el director saca a la luz esos datos de forma imperceptible de la mano de los paisajes (con esas mezclas del ambiente andaluz y madrileño), los dejes característicos y las motivaciones de cada uno de los personajes.
La fotografía es soberbia, y Saura logra plasmar con maestría el alma de aquella década convulsa, no explícitamente, pero creando un envoltorio que sostiene el largometraje en todo momento al ritmo de "Los Chunguitos".
Hay que destacar el papel de Ángela, visiblemente el personaje más fuerte de la película. Esta joven madrileña encarna el espíritu de liberación que tuvo la mujer durante la transición española. Al empezar la cinta la vemos trabajando en un bar, pero en cuanto decide pasar a formar parte de este grupo de delincuentes, descubre que puede ser libre y tomar decisiones por su cuenta (la elección que toma Ángela de disfrutar su amor con Pablo sin tener que estar atada al matrimonio es algo muy innovador para la época). Enseguida se integra como un miembro más, y demuestra ser la más perspicaz y sensata del grupo (además de poseer la mejor puntería). De esta forma, Ángela, con su característico bigote postizo, ha pasado a tener para mí un sillón de honor en este género, junto al Pirri y Jose Luís Manzano.
Por último, elogiar la naturalidad con la que Saura refleja la historia de amor entre Pablo y Ángela: consigue que la historia de estos personajes tenga un peso importante sin hacer que la película gire en torno a ello, es a la vez una relación tierna, con un toque infantil, equilibrada y sostenida por una gran amistad.
En definitiva, "Deprisa, deprisa" es una obra maestra del género quinqui y de nuestra cultura, refleja a la perfección la trágica realidad de una juventud perdida por la droga y la delincuencia en una España en la que empezaba a brillar de nuevo la luz de la libertad.