Haz click aquí para copiar la URL
España España · Granada
Voto de Kikivall:
5
Drama Toni es un joven de diecisiete años que llega a Madrid en busca de trabajo. Un amigo de su mismo pueblo le pone en contacto con Charo, "la Corea", mujer madura que se dedica a facilitar muchachos a los americanos de Torrejón. Charo se enamora de Toni desatando la ira de Sebas, antiguo gigoló de "la Corea". (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos días me entretuve en ver esta película de la segunda mitad de los setenta, española para más señas, por recordar parte del cine que entonces se hacía, con problemáticas sociales diferentes a las de hoy, pero sobre todo con carga sexual inopinada en aquellos días. Un film de calidad media.

El director Pedro Olea, un director irregular que despuntó con su film “El maestro de esgrima” de 1992 logra una obra testimonial de calidad media-baja, con toques sociales en la cual delata los peligros que acechaban a los jóvenes rurales de los setenta en la jungla urbana madrileña. Al principio puede parecer un relato presuntamente distanciado de la realidad, pero poco se va haciendo por momentos más convincente. No obsta para que su voluntad testimonial acabe diluyéndose dentro de las convenciones del género melodramático más o menos escabroso.

En el reparto destaca Queta Claver que brilla con luz propia en la película con una meritoria y dramática actuación. Igualmente resultan eficaces y están en un nivel aceptable Ángel Pardo como ingenuo personaje y una atrayente Cristina Galbó que hace gala de un inquietante poder de sugestión en un papel con toques de sensualidad.

Se trata de una película de tono duro en torno al amor que siente una mujer madura metida en asuntos turbios por un joven recién llegado a Madrid para trabajar bajo su amparo. El film tiene considerables defectos, pero su trama sucia y de corte naturalista atrapa por el interés que tienen los personajes y por el interés también de los diálogos que se cruzan los personajes en ocasiones, como decía antes; es, pues, una obra sólo en cierto modo lograda.

Esta película forma parte de tres filmes que componen la trilogía firmada por Pedro Olea como director por encargo del productor José Frade, trilogía que completan Tormento (1974) y Pim, pam, pum… ¡Fuego! (1975) que se inscriben en el denominado cine social que Olea pretendió hacer en aquellos comienzos de los años setenta.

Las últimas escenas son realmente dramáticas, con gran tensión emocional y un final trágico que no deja impávido al espectador. Mi experiencia con esta película es que va de menos a más, que al inicio resulta algo tediosa, pero acaba con un ritmo in crescendo que sube de voltaje sobre todo en las escenas últimas, rodadas en los túneles de metro madrileño.
Kikivall
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow