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España España · Granada
Voto de Kikivall:
6
Western Oklahoma, 1889. Unos hombres acusan injustamente a Jed Cooper (Clint Eastwood) de haber robado ganado y no dudan en ahorcarlo. En el último instante, lo salva un comisario que trabaja a las órdenes del juez Fentom. Aclarados los hechos y demostrada su inocencia, el juez aconseja a Cooper que olvide lo ocurrido y le ofrece un puesto como comisario. Su misión será capturar vivos a los que intentaron lincharlo para que sean juzgados por el juez. (FILMAFFINITY) [+]
13 de noviembre de 2021
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Un director profesional como Ted Post curtido en los platós de TV (p. e. “La ley del revólver”, 1955; o “Perry Mason”, 1957), lleva adelante con mucho oficio esta mezcla de spaguetti western y película de vaqueros americana. Eastwood había vuelto de Europa, más bien de España, concretamente de Almería (también estuvo en Sicilia y el sur de Italia con filmes de bajo presupuesto) para protagonizar este western de venganza y acción en una cinta tan espectacular como la trabajada, donde comparte cartel con actores de primerísima calidad como Ben Johnson, Dennis Hopper, Ed Begley o Bruce Dern ¡Casi nada!

En la historia contada en la Oklahoma de 1889, unos vaqueros malvados acusan a Jed Cooper (Eastwood) de robo de ganado y lo cuelgan sin mediar palabra. In extremis es salvado por un comisario a las órdenes del juez Fentom quien, una vez aclarada la inocencia de Jed, le ofrece un puesto como alguacil adjunto. Debe capturar vivos a quienes lo quisieron linchar para llevarlos a juicio.

Post fía su obra a un excelente guion de Leonard Freeman y Mel Goldberg, bien trabado y con una trama intensa y absorbente donde hay de todo: acción, Ley y amor. Acompaña una magnífica música de Dominic Frontiere y una gran fotografía de Richard H. Kline y Leonard South.

La película se sitúa en la época en que la ley, aún incipiente en el lejano oeste, empezaba a tener peso para frenar a pistoleros y forajidos por medio de juicios y ajusticiamientos ejemplarizantes. De hecho, en el transcurso de la cinta se producen al menos una docena de asesinatos y ahorcamientos legales cara al público, mostrados con todo lujo de morbosos detalles y un juez un tanto-bastante delirante, que se siente destinado a implantar la “JUSTICIA”, y al que se le ve como disfrutando en la gran escena de un ahorcamiento colectivo que incluye a malhechores que son casi niños. Pero había que sentar precedentes y amedrentar como fuere al forajido indómito, para conseguir una paz intimidatoria.

En cuanto a Eastwood, se ve que todavía sigue arrojando una imagen agradable, pero con el tinte y los resabios de las películas de Sergio Leone

Realizada por su propia compañía Malpaso (se dice que Eastwood filmó parte de la obra), la película anticipa la obsesión eastwoodiana por la dicotomía entre justicia natural y justicia legal.

Por supuesto no falta el amor, y eso siempre agrada frente a tanto disparo y violencia.

En resumen, podríamos considerar esta película es más memorable como una puesta en escena en la carrera de Eastwood tras los Leone y Cia, que como un hito en la historia del western de Hollywood.
Kikivall
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