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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Comedia. Drama. Bélico Santa Victoria, un tranquilo pueblo del norte de Italia, es famoso por su delicioso vino. A punto de terminar la II Guerra Mundial (1939-1945), es ocupado por tropas alemanas, cuya misión es requisar un millón de botellas del preciado caldo. Pero resulta que, tras la muerte de Mussolini y la caída del fascismo, hay en el pueblo un nuevo alcalde que encuentra la solución para evitar el expolio: esconder las botellas antes de la inminente ... [+]
8 de noviembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película se desarrolla en un pueblito del norte de Italia llamado Santa Victoria (de ahí el nombre del film). Se trata de un pueblo apacible donde apenas ocurren cosas de relevancia y que es famoso por sus deliciosos caldos. Cuando ya está por terminar la Segunda Guerra mundial y los alemanes se baten en retirada, sorpresivamente el pueblo recibe la visita de un batallón de alemanes que van en busca de su vino: ¡más de un millón de botellas! Pero tras la muerte de Mussolini y la caída del fascismo, el pueblo ha elegido un nuevo alcalde, Bombolini (Anthony Quinn), que se las ha de ver con el comandante en jefe de la tropa (Hardy Kruger), y a la vez con la beligerancia de su aguerrida mujer (Anna Magnani), para esconder el vino y convencer a los alemanes de que el tal vino no existe.

La verdad es que se agradece ver tras tantos años de su estreno películas como esta, cine simpático, de ambiente rural y cultura italiana que siempre tiene su vena cómica. El film está muy bien dirigido por un excelente Stanley Kramer (“Adivina quién viene esta noche”, 1968; “El mundo está loco, loco”, 1962 o “¿Vencedores o vencidos?”, 1961); o sea, Kramer era ya un director consagrado con una obra importante a sus espaldas en este tiempo de 1969. La película goza, además de un dinámico y gracioso guión de William Rose y Ben Maddow, una sugerente música de Ernest Gold y la aceptable fotografía de Giuseppe Rotunno.

Punto y aparte merece el reparto con un superlativo y burlesco Anthony Quinn, alma de la cinta, a quien le acompaña con una estupenda interpretación en el papel de mujer italiana de pueblo, guerrera y enfrentada a los excesos alcohólicos de su marido, Anna Magnani; y no se queda atrás el joven militar germano en su papel casi conciliador (Hardy Kruger), que pretende seducir a otra grande del momento, la insinuante y bella Virna Lisi.

Una entrañable comedia sin exabruptos de violencia o sexo, una obra que pone en valor el tipo de vida latino donde habiendo vino y comida todo está resuelto, dejando, con esta sencilla filosofía en ridículo a los sesudos y esforzados alemanes que en ningún momento atemorizan a los aldeanos con su maquinaria de guerra.

Es también una crítica a la guerra y a los fascismos, una película post bélica centrada en las personas, más allá de las glorias o la patria.

Película, al fin, muy agradable, para ver sin sobresaltos. Paisajes, trama, interpretaciones y diálogos de los cordiales borrachines habitantes del lugar. Y es que más importante que la guerra, la mujer, la humillación, más que el propio país o que invadan Europa, es el rico vino: ¡y que no falte!
Kikivall
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