Esta conocida película “La Caza” narra el episodio de tres amigos y un joven que les acompaña que van a cazar conejos a un coto que fue escenario de una batalla durante la Guerra Civil española. Son hombres de edad mediana alta y todos pasan por momentos conflictivos y difíciles en sus vidas: separaciones, problemas con la bebida, dificultades económicas, etc., de manera que la supuesta tranquila jornada de caza se convierte en un encarnizado enfrentamiento entre los tres.

La vi anoche en TV. Confieso que gustándome el cine y siendo esta película un icono de nuestro cine patrio, no la había visto y me quedé atónito. Toda la película destila inquietud y olor a jarra pellejo. José, Paco y Luís, acompañados del joven Enrique, son tres amigos de años y entre ellos hay rencillas, chismorreos, conflictos, rivalidad. Y también en ellos hay mucha dinamita encerrada. Ya en la primera media hora se sabe que aquello va a acabar mal. El encuadre es angustioso, de calor abrasador insoportable y sudor a raudales, de páramo, de jara y tomillo hasta en las narices, de pobres conejos aniquilados de forma brutal, como brutales y propios de la España de antañazo son sus personajes. Los diálogos concisos, la atmósfera asfixiante y gris, con malos augurios, como la novela de ciencia ficción que lee uno de los protagonistas. Ni Franco ni política ni guerra civil, nada. Sólo la España yerma del cainismo, la envidia y la escasa apertura de miras. A tiro limpio, como en un western, a bocajarro, como corresponde con el salvajismo y el drama universal de tres amigos unidos por profundos túneles de miedo e ira.

Destaco la brillantez de la dirección de un Saura sembrado, el excelente guión del propio Saura y Angelino Fons, la excelente fotografía en blanco y negro, como no podía ser de otro modo de Luís Cuadrado, las enormes interpretaciones de tres grandes de la época: Ismael Merlo, Alfredo Mayo y José María Prada, acompañados de forma excelente por un joven Emilio Gutiérrez Caba y otros secundarios que se lucen igualmente. Una música llamativa y muy acorde de Luís de Pablo. Esta película, de enorme fondo social e histórico, de la España soterrada y animal, salvó las censuras. Al parecer sólo le prohibieron que se titulara “Caza de conejos”, por aquello de la significación sexual del término “conejo”. Hasta en eso eran ignorantes y burdos en esa época, hasta en la censura; y se les pasó por alto la enorme carga de profundidad que el film tiene. Si te gusta el cine y no la has visto, vela, es una auténtica obra de arte.