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España España · Granada
Voto de Kikivall:
5
Comedia Joaquín, Brujo y Luismi, tres canallas de barrio, vuelven a encontrarse después de veinte años. Brujo y Luismi siguen sin oficio pero con algún que otro beneficio, mientras que Joaquín se ha convertido en un importante empresario. O eso cree él. A sus 47 primaveras sigue viviendo en Orcasitas, en casa de Esther, su madre, junto a Brenda, su hija, campeona de yo-yó, y Chema, su hermano, soldador y maestro ¨Wing-chun¨. Joaquín vive en un ... [+]
19 de abril de 2022
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine español siempre se caracterizó por sus excelentes comedias, obras con sarcasmo y mordiente que, sobre todo en tiempos de la dictadura, tenía que vérselas y sortear con inteligencia la censura. Sin embargo, las comedias de estos días de marzo y abril de 2022, aunque sepan hacer reír un poquito, adolecen de la calidad y la categoría de aquellas grandes películas de Berlanga, Juan de Orduña, Manuel Summers o José Luís Cuerda por mencionar algunos de nuestros grandes directores.

Una de esas comedias de medianía es “Canallas”. En ella, tres jetas de marca mayor se vuelven a encontrar pasados veinte años. Brujo y Luismi siguen sin oficio, aunque tienen alguna paguilla o beneficio. Joaquín dice haberse convertido en un importante empresario. Son gente ya muy pasada la cuarentena y aún siguen viviendo en sus casas paternas.

Pero las deudas acucian y se ponen de acuerdo para dar algún golpe y sacarse un buen dinero, sobre todo si hay que evitar un desahucio. Los tres amigos se meten en una aventura a la desesperada, lo cual que arrastran a la familia de Joaquín casi a la ruina.

El director Daniel Guzmán acomete en su segundo largo una comedia inclasificable con un guion suyo también, una obrita muy menor de la comedia española después de “A cambio de nada” (2015) -aquella era mejorcita; y esta sigue siendo más o menos: hasta ahí llega Guzmán.

Su autor dice que lo que ha pretendido es "reírse, pasárselo bien" con los suyos de antes, los de la adolescencia de motos ruidosas y de discotecas de garrafón. Dice que para “huir de toda fórmula aprendida”, y se nota.

Tiene como principales baluartes a los actores y actrices. Están Joaquín González, que se interpreta a sí mismo, el propio Guzmán -que ha querido estar en todas partes-; y el Luisito Tosar que anda en todas las pomadas últimamente, incluido el buen thriller de “Código emperador”, un todo terreno, vaya.

Pero a mí quienes más han gustado han sido Miguel Herrán, Esther Álvarez, Brenda González y Chema González, y para añadir picantito, la insólita presencia de Jacinto, el pretendiente de la madre, al que le da una superlativa gracia y vida de extrarradio el mayorcete Víctor Ruiz.

En fin, si quisiéramos hacer alguna celebración de la peli podríamos reparar en lo descriptivo, amén de una introducción cuasi quinqui (los protagonistas de jóvenes que ya anuncian qué será de sus vidas), un argumento de puro canalleo donde vemos y escuchamos a esos “jetas” fabulando y fantaseando en lo ricos que se harán traficando con la auténtica dentadura de Hitler. Su pizca de malicia/sin malicia, picaresca a tope, inocente/salvaje, trama contradictoria y “profundamente atribulada” (Rodríguez).

Película fresca que, eso sí, sabe arrancar alguna risotada al espectador, una cinta coral de humor grueso para alegrar un poco tanta subida de los carburantes, la luz y etcétera.

Pero a la vez, aunque la película da lo que se espera de ella, una gamberrada para pasar el rato sin mayores dificultades, pero peca de conformista, no yendo más allá, con un humor ramplón y con algunos de los mejores chistes desvelados en el tráiler, lo cual puede mover a cierta decepción.
Kikivall
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