En medio de la opresiva España franquista y en medio de las reivindicaciones estudiantiles de los años sesenta, tres estudiantes de buena familia, Ramón, Alfonso y Nicolás son enviados por sus padres a Cádiz, con la promesa de cursar con provecho los estudios de Medicina. Pero más que al estudio, dedican su tiempo a la vida nocturna de los cabaret gaditanos.

El director Jaime Chávarri Chávarri es uno de los artistas más importantes del cine español, a su carrera como director, finalizada con “Camarón” (2005), se suman sus trabajos como actor, director artístico y guionista, aunque su trabajo más recordado es el documental “El desencanto” (1976), sobre la familia de poetas, Panero. Chávarri en esta película que ahora comento hace un trabajo de realización impecable siguiendo el magnífico libreto de José Ángel Esteban y Carlos López que aciertan a mezclar sabiamente muchos elementos (humor, melodrama, diálogos creíbles, situación política, etc.), en un texto llevado con magisterio, muy entretenido y de gran calidad narrativa.

Está bien la música de Carles Cases y la luminosa fotografía de Hans Burmann, junto a una estupenda puesta en escena.

El reparto es muy bueno, con una Emma Suárez magnífica, y un ramillete de actores jóvenes, nuevos rostros para nuestro cine español. En la Suárez hay un cambio de tono, pues de haber hecho por lo común papeles dramáticos, en este caso pasa a la orilla de la comedia y el humor. Eloy Azorín, el más veterano con sólo cuatro películas en su curriculum, está muy bien como chico apocado y beatón. El resto podemos imaginar que eran prácticamente nobeles: Pilar López de Ayala (la perla de la película, con gran registro como actriz); muy bien Roberto Hoyas (que venía de la TV); Iñaki Font con buen nivel aunque era el que menos experiencia tenía; Pilar López de Ayala sobresaliente como actriz revelación; y Chusa Barbero genial (nominada a los Goya). Sobresale en el reparto también un estupendo Luis Tosar como policía franquista.

La película es una comedia tintada de melodrama, de musical, en el contexto de la dictadura (por lo tanto con apuntes políticos), una época en que la policía, los llamados entonces grises por el color de su uniforme, era un cuerpo en el cabal sentido del término represor: pegaba, insultaba, maltrataba y otros que mejor olvidar.

Hay un elemento en esta fresca comedia, esto es que Chávarri quiere conservar el espíritu y la fuerza de la juventud, esos veinte años henchidos de vitalidad e impulso. Esos veinte años que todos hemos tenido y que aquí se dibujan en todo su esplendor y afán por disfrutar de la vida al límite.

Introduce la cinta elementos reales, históricos de la Universidad del momento, de unos levantamientos estudiantiles en aquel 1965 producidos entre otras por la expulsión en aquel año de la Complutense de Madrid de los Catedráticos Agustín García Calvo, José Luís López Aranguren y Enrique Tierno Galván, quien luego con el transcurrir de los años fuera alcalde de Madrid; todo ello, según el régimen por incitar a la subversión, cuando lo único que habían hecho aquellos egregios intelectuales fue reivindicar el derecho a la ‘libre asociación’, algo entonces prohibido.

La película funcionó bien comercialmente hablando, habiendo tenido buena acogida con cerca de medio millón de espectadores.

Es una de las películas más desenfadadas de Chávarri, una vuelta simpática a los crudos tiempos del franquismo sesentero, con obispos, autoridades, policía, etc., vistos desde la 'arcadia' emocional e ingenua de tres 'jóvenes' abiertos a todo tipo de experiencias. Lo que ocurre es que pese a tener un buen guión y un gran reparto Chávarri no acierta a aprovechar las posibilidades tragicómicas de su planteamiento, lo cual que acaba facturando una película menor, agradable pero a la postre sin enjundia.