Vaya por delante la buena manera de filmar, el esteticismo barroco, algunos parajes del Vaticano (aunque en interiores se ve claramente que son decorados por ordenador).
En cuanto al fondo: hay quien habla aquí de "panfleto católico", pero de católico solo tiene la apariencia, porque no se ahonda nunca en la doctrina cristiana (se crea en ella o no), además con poca documentación. Por ejemplo, se atribuye a san Agustín lo de que "Dios es amor", cuando está ya en el Nuevo Testamento, en una carta de san Juan.
Que el fondo de la historia sea que el joven Papa (un Jude Law que no me convence) fue abandonado por sus padres rebaja todo lo que se quisiera decir
De los actores, excelentes Silvio Orlando y Javier Cámara.
Un mensaje explícito es cierta alusión (en el discurso a los cardenales) a que el papa anterior (¿Francisco?) lo que buscaba es la popularidad. Él, en cambio, Pío XIII, quiere rigor, como en su decisión sobre el clero homosexual. Lo más profundo que he visto en esta primera temporada es "la presencia por la ausencia", una especie de llamada a la interioridad. Pero ver a la vez al Papa fumando como un descosido, ligando a su modo con la rubia, todo eso es Sorrentino en estado puro.
Me sobran muchas escenas que se ven que están solo para engordar la trama.