Coincido con la media, de 7, a pesar de lo que me gusta el cine de Imamura. Pero la película, vista hoy, a más de veinte años de distancia, adolece de algunos fallos de guión, que cambia abruptamente de registros, con alguna escena grotesca, como la pelea en la barbería. Tampoco me convence lo de inventarse una pesadilla para poder meter un poco de sexo. No viene a cuento.
Lo mejor es el paralelismo entre la vida de él y la de su mascota, la anguila. (Un pez, que dicho sea de paso, ni me gusta ni me suscita esa simpatía). También la interpretación de ese gran actor que es Kôji Yakusho.
Los personajes femeninos, sobre todo el de Seiko, no están bien dibujados y todo queda muy indefinido.
Como curiosidad y muestra de lo que gusta el flamenco en Japón (en las ciudades, me imagino) están las escenas de la loca madre de Seiko, intentando bailar flamenco. Hay una escena en la que le acompañan unos palmeros que están a kilómetros del compás. ¡Qué poca gracia!