Ya ni me acordaba de esta película cuando la he vuelto a ver. Y es algo que reconcilia con el cine español, gracias al talento de Chávarri, a su sobriedad filmando, y a la inimitable familia Panero-Blanc. Una madre a la que hay que compadecer, aunque ella no lo viera así, por tener que aguantar a cuatro exagerados como Panero padre y sus tres hijos.
Juan Luis va de raro. Leopoldo María, de loco. Y el que más atrae es Michi, el más frágil, el más directo, sencillo, cordial. Y el que muere antes, en 2004, consumido por un cáncer como antes lo había sido por una cirrosis, él, que dice que su familia no tiene remedio porque llevan en la sangre "hectolitros de vino.
El cine español se caracteriza, como media, por una combinación de chabacanería y pretensiones pseudo-intelectuales. Aquí tenemos a intelectuales verdaderos, consumidos, fracasados, hundidos y componiendo entre todos -la mejor, la madre-una verdadera obra de arte.