La sensación que me quedó fue como cuando te hacen un regalo. Tienes ante tí un precioso paquete, con su papel de colorín brillante, su lazo, su pegatina de ''felicidades''... y entonces, emocionado, presto y goloso lo abres... y te encuentras unos calcetines...
Los calcetines están bien, son prácticos, calentitos, pero nunca apetece encontrártelos dentro de tu prometedor regalo.

Visualmente estimulante, preciosa, poética. Su fotografía cambiante, sus texturas, los colores, lo guapisímos que son todos. La música, bien escogida, bien montada.

Los actores, correctos como mínimo y alguno excelente (David Strathairn)

Argumentalmente... ahí está el problema. Podría ser una sencilla comedia romántica y estaría bien, dado el repeluzno que me producen, en general, esta me habría gustado. Sería algo así como dignificar la comedia romántica... pero no. Porque si algo destila esta película es un tufillo pretencioso... y bueno, en fín, no deja de ser lo de siempre pero con diálogos pretendidamente profundos, con metáforas que se explican machaconamente y dejan de ser metáforas, y con personajes que se comportan como nadie en el planeta Tierra se comporta salvo los protagonistas de una comedia romántica.

Pero como amante de la belleza que soy, no puedo negar que la película me produjo una grata sensación y por momentos un deleite bastante agradable. Y que el guión, aunque pretencioso en la forma y ''tontito'' en el fondo, cuenta una historia agradable también.