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España España · MADRID
Voto de VALDEMAR:
7
Intriga. Thriller Después de ser secuestrado, Paul Conroy (Ryan Reynolds), contratista civil en Irak, se despierta enterrado vivo en un viejo ataúd de madera, sin más recursos que un teléfono móvil y un mechero. El teléfono podría ser el único medio que lo salvara de esa mortal pesadilla, pero la precariedad de la cobertura y la escasa batería parecen obstáculos insuperables en su lucha contra el tiempo: sólo dispone de 90 minutos para ser rescatado ... [+]
4 de octubre de 2010
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Permiso, les voy a contar un cuento. Un hermoso cuento de Edgar Allan Poe, “El entierro prematuro” Tal vez ya lo conozcan, pero no me puedo resistir.

[…La desesperación -tal como ninguna otra clase de desdicha produce-, sólo la desesperación me empujó, después de una profunda duda, a abrir mis pesados párpados. Los levanté. Estaba oscuro, todo oscuro] […con la intensa y absoluta falta de luz de la noche que dura para siempre. Intenté gritar, y mis labios y mi lengua reseca se movieron convulsivamente, pero ninguna voz salió de los cavernosos pulmones, que, oprimidos como por el peso de una montaña, jadeaban y palpitaban con el corazón en cada inspiración laboriosa y difícil. El movimiento de las mandíbulas, en el esfuerzo por gritar, me mostró que estaban atadas, como se hace con los muertos. Sentí también que yacía sobre una materia dura, y algo parecido me apretaba los costados. Hasta entonces no me había atrevido a mover ningún miembro, pero al fin levanté con violencia mis brazos, que estaban estirados, con las muñecas cruzadas. Chocaron con una materia sólida, que se extendía sobre mi cuerpo a no más de seis pulgadas de mi cara. Ya no dudaba de que reposaba al fin dentro de un ataúd…]

¿A que acojona?

Miramos la pantalla, una inquietante música nos envuelve, los créditos fascinan y prometen. Fundido en negro. Y un arranque de órdago. Glorioso cuarto de hora. Mantener la acción y el ritmo constantes es imposible, siendo ésta, como es, una película de un tío que está metido en una caja. Pero Cortés nos lo compensa con algún momento excelso de suspense. Y deja para el final otro magistral cuarto de hora, que hace juego con el arranque.

El enterrado vivo moderno no sólo ha de vérselas con la falta de oxígeno, la sed, la desesperación... también tiene que pelear con la burocracia. El relato, al final, es una curiosa mezcla entre El entierro prematuro de Poe y el Vuelva usted mañana de Larra.

Acudí expectante al cine, y salí "feliz" (es una forma de hablar). No siempre pasa.
VALDEMAR
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