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España España · Madrid
Voto de triforme:
7
Comedia Luci, un ama de casa abnegada, Pepi, su vecina "moderna", y Bom, una rockera diabólica forman un trío disparatado que vive al ritmo desacompasado de La Movida. La violación de Pepi modifica el destino de todos los personajes... (FILMAFFINITY)
3 de agosto de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay dos cartelones cinematográficos que se me quedaron grabados en mi niñez. Uno fue el de Loca Academia de Policía, en el cine Gran Vía, enorme, descomunal. El día que fui a verla me impactó aquella imagen que a cinco metros de altura se extendía ante mí, repleta de policías en diferentes posturas, casi apiñados unos encima de otros. El otro fue el de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón. Ésta no fui a verla por razones obvias (tenía 7 años), pero recuerdo que durante muchas semanas dominó la fachada del Cine Los Ángeles, en Carabanchel, de tal modo que prácticamente a diario me quedaba mirándola al pasar por allí con la curiosidad propia de un niño ante una película de un título tan largo y extraño como aquél.

Recuerdo que a pesar de ser tan pequeño, despertó en mí gran curiosidad el hecho de que aquella película permaneciera tantas semanas en cartel, y hasta hoy, treinta y tres años después, no había hallado la respuesta a semejante acogida del público (en su mayoría juvenil, supongo) al decidirme por fin a verla. Yo, que nunca he sido especialmente fan de las películas de la primera etapa de Almodóvar, por considerarlas habitualmente bastante cutres e innecesariamente soeces, de repente he sentido hoy una especie de epifanía reveladora con ésta, ya que no me ha costado ningún trabajo descifrar en todo momento el claro propósito del manchego con esta historia. Resulta que dentro de su surrealismo plagado de parafilias sexuales, en todo momento queda claro lo que nos quiere contar y cómo y por qué nos lo cuenta de esa manera tan irreverente, y encima lo absurdo de algunos diálogos y situaciones, en los que brilla especialmente una genial Carmen Maura, funciona estupendamente para conducirnos hacia unas conclusiones que al final derivan en un desenlace que viene a sugerirnos que está bien que cada uno elija su destino, más allá de que ese destino pueda ser una mierda, siempre y cuando lo elija libremente.

La película es un claro puñetazo en la mesa del orden establecido, no cinematográfico, sino social y sexual, una manera muy radical de contestar a todos los años de represión de aquellas sexualidades que no fueran acorde con lo establecido o al menos fingieran serlo. Todos sus excesos se entienden sólo desde la época en que fue rodada y su contexto, por las ganas que había de escandalizar a todos aquellos que se escandalizaban con facilidad, una especie de si no queréis caldo os vamos a dar dos tazas de lluvia dorada para que os jodáis. No estoy de acuerdo en que sea una obra anti heterosexual, si acaso pro hedonista, pero es lógico que si hay que atizar a algo, se atice a lo que durante años ostentó la exclusividad de las relaciones de pareja de manera excluyente. Los heteros y en especial los hombres no necesitaban ninguna reivindicación en 1980, los gays y lesbianas, evidentemente sí. Especialmente sutil y artero resulta que uno de los pocos heteros que aparecen -de forma fugaz eso sí- en la película, sea mudo.

Yo, como siempre he sido defensor de la libertad sexual de cada uno, no puedo más que decir que esta película merece ser llamada transgresora con todo merecimiento, epíteto que a menudo se utiliza con una ligereza rayana en lo ridículo.
triforme
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