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Voto de Ghibliano:
10
8.1
114,120
Animación. Fantástico. Aventuras
Chihiro es una niña de diez años que viaja en coche con sus padres. Después de atravesar un túnel, llegan a un mundo fantástico, en el que no hay lugar para los seres humanos, sólo para los dioses de primera y segunda clase. Cuando descubre que sus padres han sido convertidos en cerdos, Chihiro se siente muy sola y asustada. (FILMAFFINITY)
22 de septiembre de 2009
49 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película maravillosa, pero le faltaba pasar el filtro filmaffinitero. Veamos:
Veo la media, 8,1: bastante aplaudida. Empezamos bien. Ahora hay que colocar las críticas por orden de utilidad. Primera página: perfecto, incluso alguna me ha emocionado y todo. Segunda página: excelentes, todas con un gran contenido con el que no puedo estar más de acuerdo. Tercera página: más de lo mismo. (...) Penúltima página: ganas de vomitar. Última página: cabezazos contra la pared.
No hay más que decir. Cuando los comentarios favorables que ocupan las primeras páginas te fascinan e inspiran una adoración aún mayor hacia el filme, y luego te indignas hasta límites insanos con los rollos de drogas, argumento inexistente y personajes huecos, sabes que una película no sólo te ha gustado: te ha convertido en un fanático peligroso.
Y más o menos es lo que me ha pasado con Chihiro. ¿Mi película de animación favorita? No señor, pero un segundo puesto detrás de "La tumba de las luciérnagas" no es para tomárselo a broma. La obra maestra número tropecientos mil de Miyazaki, y a mi juicio la mejor. Cada personaje en ese mundo tan extraño y tan fascinante, bello y perturbador es una pieza clave para construir el mensaje que intenta transmitir. Se ha criticado mucho que es un desfile de fantasía sin sentido, cosa que ni entiendo ni comparto. Para empezar, ni es un desfile descontrolado ni se trata de bichos raros salidos de un manicomio. Tanto el tránsito entre hostilidad y amabilidad de Kamaji, como la imagen despiadada y temible de Yubaba que contrasta con... ejem, ciertos problemas domésticos, como el enigmático Sin Cara o la boba y confiada Rana Verde... y no sólo eso, cualquiera en el que se incida tiene su propia personalidad y algo que decir en la historia. Y tampoco es que tenga por qué hacerse pesada la aparición de tanto personaje surrealista. Qué quieren, es un mundo fantástico, la ambientación lo requiere. Y de todas maneras no me veo a alguien teniendo pesadillas porque se vean babosas y pollos antropomorfos por las callejuelas del castillo.
Veo la media, 8,1: bastante aplaudida. Empezamos bien. Ahora hay que colocar las críticas por orden de utilidad. Primera página: perfecto, incluso alguna me ha emocionado y todo. Segunda página: excelentes, todas con un gran contenido con el que no puedo estar más de acuerdo. Tercera página: más de lo mismo. (...) Penúltima página: ganas de vomitar. Última página: cabezazos contra la pared.
No hay más que decir. Cuando los comentarios favorables que ocupan las primeras páginas te fascinan e inspiran una adoración aún mayor hacia el filme, y luego te indignas hasta límites insanos con los rollos de drogas, argumento inexistente y personajes huecos, sabes que una película no sólo te ha gustado: te ha convertido en un fanático peligroso.
Y más o menos es lo que me ha pasado con Chihiro. ¿Mi película de animación favorita? No señor, pero un segundo puesto detrás de "La tumba de las luciérnagas" no es para tomárselo a broma. La obra maestra número tropecientos mil de Miyazaki, y a mi juicio la mejor. Cada personaje en ese mundo tan extraño y tan fascinante, bello y perturbador es una pieza clave para construir el mensaje que intenta transmitir. Se ha criticado mucho que es un desfile de fantasía sin sentido, cosa que ni entiendo ni comparto. Para empezar, ni es un desfile descontrolado ni se trata de bichos raros salidos de un manicomio. Tanto el tránsito entre hostilidad y amabilidad de Kamaji, como la imagen despiadada y temible de Yubaba que contrasta con... ejem, ciertos problemas domésticos, como el enigmático Sin Cara o la boba y confiada Rana Verde... y no sólo eso, cualquiera en el que se incida tiene su propia personalidad y algo que decir en la historia. Y tampoco es que tenga por qué hacerse pesada la aparición de tanto personaje surrealista. Qué quieren, es un mundo fantástico, la ambientación lo requiere. Y de todas maneras no me veo a alguien teniendo pesadillas porque se vean babosas y pollos antropomorfos por las callejuelas del castillo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Dicho esto, quien defienda que no hay argumento no solamente está cabreándome: está contando una sucia mentira. Desde el principio se muestran las cosas muy claras, Chihiro es una niña con los problemas de su edad, normalita y mimada. El nuevo mundo en el que se ve atrapada surge ante sus ojos como una amenaza desconocida. Sólo hay que ver sus expresiones asustadas o las torpes peticiones a Kamaji. Poco a poco, sin embargo, se va ganando un sitio en ese lugar. Adquiere confianza y con ello un nuevo sentido de la responsabilidad, y cuando sale del túnel por segunda vez ya no es la misma. El personaje evoluciona.
El mensaje es simple y claro. Se habla del camino a la madurez, en el que Chihiro pasa de ser una cría chillona a asumir las riendas cuando la ocasión lo requiere. Es la misma moraleja sobadísima en Disney, sólo que aquí se presenta sin trampa ni cartón y construyendo una historia sólida y bien cimentada en cada paso de esta evolución.
El resto es una constante en Miyazaki: el papel predominante o relevante de personajes femeninos en su obra, la fantástica animación unida a una música maravillosa (quien no se emocione con la escena del tren no tiene alma; hala, ya lo he dicho), la ambigüedad moral de los personajes (Haku, siendo un poco el "héroe" y el referente positivo no se salva de mostrar una ambición casi descontrolada que le lleva a cometer alguna burrada; Yubaba es temible pero hace funcionar su propio mundo; los horribles actos del Sin Cara obedecen a un comportamiento instintivo más que a una maldad propiamente dicha), elementos de la mitología japonesa (no soy un gran amigo del cliché del dragón en películas asiáticas, pero me gusta el uso místico que le da aquí Miyazaki)... Y además, el doblaje la trató especialmente bien, cosa de agradecer para los que, como yo, son fervientes enemigos de dejarse los ojos leyendo textos al ver una película.
Sólo le veo un fallo, y también es una constante en el autor: el final. Desde la llegada a casa de Zeniba la cosa disminuye mucho de calidad y, siento decirlo, el acertijo me parece una manera muy tonta de acabar con la trama.
Me quedo, sin embargo, con esos últimos planos de Chihiro despidiéndose del mundo al otro lado del túnel junto con el (una vez más) maravilloso tema musical final. Soy algo melancólico para estas cosas, y he de confesar que la primera vez que vi la película pesó más la idea de que el lugar que acababa de abandonar era una metáfora de la infancia con sus sueños y sus ilusiones que daba paso al realismo más desalentador de la adolescencia, y la idea de la madurez del personaje durante su estancia allí no me llamó tanto la atención.
En fin, obra maestra que todo el mundo debería ver aunque sólo sea para formarse una idea de ella. Ya sea adorarla o traumatizarse (espero no conocer muchos de los segundos). Yo la vi dos veces en un mes y no me puedo aguantar hasta la tercera, con eso lo digo todo.
El mensaje es simple y claro. Se habla del camino a la madurez, en el que Chihiro pasa de ser una cría chillona a asumir las riendas cuando la ocasión lo requiere. Es la misma moraleja sobadísima en Disney, sólo que aquí se presenta sin trampa ni cartón y construyendo una historia sólida y bien cimentada en cada paso de esta evolución.
El resto es una constante en Miyazaki: el papel predominante o relevante de personajes femeninos en su obra, la fantástica animación unida a una música maravillosa (quien no se emocione con la escena del tren no tiene alma; hala, ya lo he dicho), la ambigüedad moral de los personajes (Haku, siendo un poco el "héroe" y el referente positivo no se salva de mostrar una ambición casi descontrolada que le lleva a cometer alguna burrada; Yubaba es temible pero hace funcionar su propio mundo; los horribles actos del Sin Cara obedecen a un comportamiento instintivo más que a una maldad propiamente dicha), elementos de la mitología japonesa (no soy un gran amigo del cliché del dragón en películas asiáticas, pero me gusta el uso místico que le da aquí Miyazaki)... Y además, el doblaje la trató especialmente bien, cosa de agradecer para los que, como yo, son fervientes enemigos de dejarse los ojos leyendo textos al ver una película.
Sólo le veo un fallo, y también es una constante en el autor: el final. Desde la llegada a casa de Zeniba la cosa disminuye mucho de calidad y, siento decirlo, el acertijo me parece una manera muy tonta de acabar con la trama.
Me quedo, sin embargo, con esos últimos planos de Chihiro despidiéndose del mundo al otro lado del túnel junto con el (una vez más) maravilloso tema musical final. Soy algo melancólico para estas cosas, y he de confesar que la primera vez que vi la película pesó más la idea de que el lugar que acababa de abandonar era una metáfora de la infancia con sus sueños y sus ilusiones que daba paso al realismo más desalentador de la adolescencia, y la idea de la madurez del personaje durante su estancia allí no me llamó tanto la atención.
En fin, obra maestra que todo el mundo debería ver aunque sólo sea para formarse una idea de ella. Ya sea adorarla o traumatizarse (espero no conocer muchos de los segundos). Yo la vi dos veces en un mes y no me puedo aguantar hasta la tercera, con eso lo digo todo.